Opinión Invitada / Karen Batres: Poder político y evangélicos

AutorOpinión Invitada

Parece que AMLO ha descubierto el discreto encanto de los evangélicos como poder político, y llenando sus discursos con referencias a Dios y renegando (al parecer) de muchos principios liberales tradicionalmente de izquierda, apela a estos grupos con la seducción de un conservadurismo religioso que parece fabricado para la ocasión. ¿Será así?

El evangelismo es la forma del cristianismo con mayor crecimiento en los países en desarrollo. Esto incluye a México, y más nos vale verlo y entenderlo.

Aunque es un derivado del protestantismo, y por lo mismo no tiene una autoridad central ni una fuente jerárquica de dogma, es distinto de las religiones protestantes más conocidos, como los metodistas. Éstas suelen tener organizaciones centrales y dentro de sus iglesias existen costumbres y creencias comunes.

La tendencia al fundamentalismo, definido como una creencia en la interpretación estricta y rígida de la Biblia, es a la vez la ventaja y desventaja del evangelismo. No todos los movimientos evangelistas son fundamentalistas, pero los que lo son encuentran una entrada fácil al ser humano sin mucha preparación educativa en busca de respuestas ante la vida que puede entender y acoger.

El tipo fundamentalista ofrece lo mismo que otros grupos protestantes: una relación con la deidad sin la intervención de un tercero, la salvación mediante la aceptación de Jesucristo, y el valor de compartir las buenas nuevas con otras personas.

La diferencia estriba en la agresividad con la cual los fundamentalistas imponen una interpretación limitada y limitante al creyente. El resultado es un mensaje sencillo que otorga al adepto una serie de reglas para la vida fáciles de seguir, apoyo incondicional al que tiene problemas como el alcoholismo y drogadicción, y un aumento en la autoestima impactante debido al gran valor personal de esta relación con Jesucristo sin intermediarios.

Al mismo tiempo, no se toleran dudas, interpretaciones distintas, o rebeldes. No se toleran ideas por fuera de "las verdades" que los evangélicos creen derivadas de la Biblia. No toleran a los homosexuales, el matrimonio...

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