Opinión Invitada / Josafath Salazar Orozco: La luna de miel menguante

AutorOpinión Invitada

Ha sido un gran viaje. Desde aquella noche de celebración en la que se afirmó el comienzo de un romance antes prohibido. Esa noche en la que se intercambiaron votos de fidelidad y entre lágrimas de los presentes, se proclamó la promesa de nunca fallar y de nunca abandonar.

Viajando como enamorados después de esa noche, esas palabras poéticas continuaron cautivando con un tono cada vez más enfático, como si el cortejo nunca hubiese terminado. A pesar de las evidentes imperfecciones que se podían apreciar, esa inicial atracción ya hace mucho se había convertido en amor.

No lo fue a primera vista, pero cuando se declaró la aplastante victoria de Andrés Manuel López Obrador esa noche del 1 de julio, una mayoría del País ya había caído por sus encantos o tal vez cedido ante su inquebrantable perseverancia por conquistarla.

Después de años de darle la espalda en favor de pretendientes más guapos. Después de ignorarlo y detestarlo, atendiendo en vez a los favoritos de nuestros padres que venían de grandes escuelas y buenas familias. Finalmente después de todo eso, nos dimos cuenta que el amor que buscábamos siempre estuvo frente a nosotros.

Y es que si del odio al amor sólo hay un paso, del PRI al "Peje" hubo miles de fracasos. Porque tomó a un desfile de bufones y patanes para que cuando de nuevo nos pidiera la mano, le diéramos el corazón.

Sin embargo, ya pronto se aproxima el tiempo de cumplir esos votos declarados frente a Dios y al INE. El tiempo cuando esperaremos ver algo de lo que innumerables veces se juró.

Y los que esperan no son sólo aquellos fieles flechados que desde el día uno se le entregaron.

El Presidente electo deberá evidenciar la sinceridad de sus palabras a todos aquellos (47 por ciento del electorado) que rechazaron estas "nupcias" hasta el altar.

Porque si esa noche el electorado le entregó sus sueños, solamente espera que, al despertar, esa persona continúe a su lado.

Aquel que con su carisma nos hizo olvidar esos notorios defectos -que tienen nombre y apellido- deberá demostrar que en verdad son insignificantes en comparación a la realización de su gran transformación.

Deberá demostrarnos que no seremos víctimas de las mismas infidelidades. Que no empezará a...

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