Opinión Invitada / La Cumbre de Monterrey

AutorOpinión Invitada

Luis Alberto Herrán Avila

Reunidos en la Cumbre de Negocios Monterrey 2008, dos presidentes latinoamericanos, funcionarios del Gobierno estadounidense y del Banco Interamericano de Desarrollo han iniciado una serie de discusiones bajo el lema "El futuro es hoy: movilizando los recursos de México frente a los nuevos retos".

Sin duda, el reto de la Cumbre viene dado por la creciente preocupación de los gobernantes latinoamericanos ante las reducidas expectativas de crecimiento económico para el 2009 y, sobre todo, por los posibles efectos que una agudización de la crisis pueda tener para la estabilidad en la región.

Y es que, dada su situación interna, está latente la posibilidad de que Estados Unidos se mantenga relativamente al margen de cualquier estrategia agresiva de cooperación con América Latina.

Así, la Cumbre busca reposicionar a México como intermediario no sólo geoestratégico, sino político, entre el vecino del Norte y las naciones al sur del Suchiate, de paso situándonos como un escaparate de estrategias para el desarrollo.

Sin embargo, hay un tema que parecería fundamental para evaluar y fortalecer el desempeño de las democracias en la región, y que no está contemplado en los temas generales de la Cumbre: los derechos humanos.

Otorgando el beneficio de la duda, hemos de suponer que se trata de una benigna omisión por parte de los organizadores, dado el carácter predominantemente empresarial de la Cumbre.

Sin embargo, para ilustrar la relevancia de este "olvido" veamos lo que sucedió un día antes en la otra "Cumbre" que tuvo lugar en el Centro Fox, en Guanajuato, el día 8 de noviembre.

Ahí, el Presidente colombiano, Álvaro Uribe, agradeció el apoyo de algunas organizaciones civiles mexicanas y las llamó sus "aliadas contra el terrorismo", refiriéndose a las denuncias presentadas contra Lucía Morett por los supuestos vínculos de los jóvenes muertos en la frontera con Ecuador con las FARC y el EPR.

En ese contexto -volvamos a Monterrey- Uribe ha declarado su apoyo a la política del Gobierno mexicano contra el narcotráfico y el crimen organizado, aduciendo el paralelismo de la experiencia colombiana en esos temas.

De paso, Uribe también ha defendido su "modelo", proclamando la conveniencia de eliminar subsidios en combustibles para destinar recursos a programas sociales, así como la introducción de una legislación laboral "flexible".

Aunado a su "exitosa" política de...

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