El noveno arte
| Autor | Hugo Malacara |
La tarea: leer un libro "con monitos".
"¡Eso no es literatura!", fue el reclamo de los alumnos de prepa hacia su profesora de letras. Una semana después terminaron enamorados de Persépolis, la aclamada novela gráfica escrita y dibujada por la iraní Marjane Satrapi.
Una obra tan relevante por su contenido histórico-autobiográfico y narrada de una forma tan entrañable como cruda, que fue llevada al cine siete años después de su publicación y obtuvo los más importantes premios otorgados a la industria incluidos el Óscar a mejor película animada y el premio del Jurado de Cannes.
No es la primera ocasión en que una novela gráfica es adaptada al cine, tampoco la primera vez que forma parte de un proyecto escolar y probable -y afortunadamente- no será la última.
¿Por qué?...
PRIMERO LA HISTORIETA
Hay qué partir de la matemática simple para explicar lo que la novela gráfica es: una publicación + texto narrativo + dibujo= novela gráfica. Punto final.
En la prehistoria quizá fue sólo la genial idea de una mujer, decorar la cueva del bebé con dibujos muy estilizados. Luego, junto con la palabra, las usaría para contarle un cuento hasta hacerlo dormir; soñar.
Antopólogos y estudiosos del arte insisten en sacar dichas ilustraciones de su contexto de cotidianidad y atribuirles complejos procesos de razonamiento artístico, sociológico y hasta religioso.
Lo que sí es claro, quedó resuelta para siempre la solución a la necesidad de narrar algo; esta vez a través del dibujo. Pero con una vocación determinante: la belleza.
En el desfile de los siglos, el lenguaje en sus tres presentaciones, el escrito, el oral y el gráfico evolucionan sin freno hasta que convergen y se soportan mutuamente con la función de registrar el desarrollo científico, social, cultural e histórico de la humanidad..
Jeroglíficos egipcios, runas sumerias, alfabetos antiguos y modernos se auxilian del arte del dibujo y se vuelven códices, ilustraciones capitulares, mapas del cielo y de la tierra, vitrales, libros de taxonomía. Todos ellos de una magnífica expresión.
Ese maridaje entre texto y dibujo llega a una perfecta asociación cuando en 1827 el pedagogo suizo Rodolphe Töpffer escribe, dibuja y auto publica en un pequeño tomo Los amores del señor Vieux-Bois para entretener a sus alumnos.
Su proyecto se convierte en la primera historieta moderna y finca las primeras reglas de lo que es el cómic en el presente: un personaje principal, inmerso en una narrativa secuencial, breve, con inicio y fin. Rasgos que aun perduran en lo que hoy conocemos como tiras dominicales que publican...
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