Sus notas son eternas

AutorRicardo Marcos G.

El 22 de diciembre de 1808 a las 18:30 horas se efectuó en Viena uno de los conciertos más extraordinarios de todos los tiempos.

Este mastodonte de cuatro horas de duración se gestó en unas de las peores circunstancias: la capital austriaca estaba ocupada por las tropas de Napoleón Bonaparte con la consabida inestabilidad política.

Las gélidas temperaturas invernales arreciaban y el Theater an der Wien (Teatro en la Orilla del Wien) carecía de calefacción.

En medio de estas paredes glaciales resonaron por vez primera las notas de la Quinta Sinfonía en Do Menor, la Sexta Sinfonía en Fa Mayor llamada "Pastoral", la Fantasía Coral para Piano, Solistas, Coro y Orquesta, el Concierto para Piano No. 4 y fragmentos de la Misa en Do Mayor.

Ludwig van Beethoven, de 38 años, aun con una sordera avanzada, estaba en la cima de sus facultades. Permíteme que Antón Schindler, primer biógrafo de Beethoven, relate el desenlace de este concierto: "La respuesta de la audiencia hacia estas obras no fue la deseada y, probablemente, no fue mejor a lo que el propio autor esperaba. El público no poseía el grado necesario de comprensión para tan extraordinaria música y la ejecución dejó mucho qué desear".

El propio Beethoven en una carta del 7 de enero de 1809 se refería con amargura a la recepción de su concierto achacándola en gran medida a la crisis musical de la ciudad.

"Crónicas abusivas de mi último concierto bien pueden ser enviadas de aquí al Diario Musical. No tengo el deseo de que lo que la gente escribe en contra mía sea suprimido, pero deseo que la gente se dé cuenta de que nadie tiene más enemigos aquí que yo", escribió el compositor.

"Esto es lo más entendible en vista del hecho de que la condición de la música está empeorando cada vez más. Tenemos maestros de orquesta que escasamente son capaces de leer una partitura y cuyas habilidades de dirección son igualmente limitadas".

Lo esencial de ese día no fue la recepción de las obras, sino la liberación al destino de un movimiento que sacudió las fundaciones musicales y artísticas del siglo 19.

Beethoven estaba dando la cara, no sólo a su sociedad sino al futuro. Pocos años después no había músico o escritor serio que no hiciera alusión a la Quinta Sinfonía de Beethoven, conocida como la "Sinfonía en Do Menor" o la "Sinfonía del Destino".

E.T.A Hoffman, el famoso escritor y cuentista alemán (también compositor), ha dejado uno de los comentarios más bellos de la obra: "¡Esta magnífica composición lleva...

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