No satures su día

AutorLuis López

Las clases de deportes, artes o idiomas pueden ser una excelente forma de complementar la educación infantil, pero saturar a los niños con actividades después de la escuela puede traer consecuencias emocionales y problemas de aprendizaje.

Ante la amplia oferta de cursos extracurriculares es inevitable la presión social de inscribir a los pequeños a la mayor cantidad posible.

Sin embargo, si en el itinerario de los niños hay un exceso, el resultado puede ser contraproducente, explica Mónica Quintanilla, profesora de las áreas de educación y psicopedagogía de la UDEM.

"Creemos que al darles la mayor cantidad de clases extra posibles les vamos a dar un mejor desarrollo, y a veces nos equivocamos en ese sentido, porque muchos salen a las 7 de la mañana a clases y terminan llegando a las 7 y media de la noche después de todo su día", explica la especialista.

"Llegan a casa agotados y no tienen la energía ni física ni mental para hacer la tarea de la escuela, porque los sobreestimulamos y desgastamos física y emocionalmente".

Actividades como entrenamientos deportivos y clases de música o danza pueden traer beneficios de activación física, socialización con niños que comparten intereses y una mayor autoestima, pero sólo cuando ellos manifiestan un interés genuino en ellas, explica Quintanilla.

El hecho de que una clase funcione para un niño, añade, no significa que sea la ideal para todos, ya que cada individuo tiene su propia personalidad, habilidades y necesidades emocionales.

Lo que sí es fundamental, y jamás debe sustituirse del todo con clases, es el juego libre, es decir, un espacio donde no haya reglas impuestas, explica la profesora, quien imparte...

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