'No es justo culpar a todo el Ejército'

AutorJorge Ricardo

TAPANATEPEC, Oax.- El cabello blanco despeinado por las ráfagas del aire del Istmo de Tehuantepec, los collares de pétalos de flores agitándose en su pecho, la guayabera blanca bordada de flores de colores y una abeja flaca caminando y caminando sobre su costado sin que López Obrador lo notara. O sin que le importara. Traía ganas de hablar el Presidente.

"¿Ustedes por qué no investigaron ni a García Luna ni a Cienfuegos?", se le preguntó.

"No teníamos, en el caso del General Cienfuegos, no había denuncia. Nosotros no encubrimos a nadie, nosotros no le damos impunidad a nadie, yo me debo al pueblo, mi amo es el pueblo de México", respondió AMLO.

"¿No había denuncias, pero tampoco había sospechas?", se le insistió.

"No, bueno. La sospecha en general. Yo durante años he estado hablando de que el principal problema de México es la corrupción, durante años callaban otros, pero nosotros siempre denunciamos la corrupción del Gobierno", reviró.

"¿No deja mal parado a su Gobierno que las investigaciones hayan surgido en Estados Unidos y el Gobierno de usted ni siquiera estaba enterado?", lanzó un reportero.

"Sí, porque no había información, ellos tenían más información porque precisamente trabajaban juntos, nosotros no teníamos información y no encubrimos a nadie", se excusó.

Así respondía, así eludía el Presidente. Como un aguijón busca entrar sin atreverse ir al centro. Si como candidato había sospechado, como Presidente no había movido un dedo. Elusivo, con sus salidas acostumbradas: que esto ya cambió, que ya no es lo mismo. Yo no voy a fallarles. Ahora es distinto.

"Mañana hablamos", había prometido un día antes, en Tehuantepec.

Dijo que tenía información nueva sobre el ex Secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos, detenido en Estados Unidos por delitos de narcotráfico, algo nunca visto en la historia.

"El sólo señalamiento de funcionarios (militares), aun sin concluir el proceso, ya va a implicar el retiro de sus cargos", había amagado también a un día antes.

Y ahora que acababa de dar un discurso sobre sus programas sociales bajo un gigante árbol de palo blanco, tenía ganas de seguir hablando.

Pero si un día antes había amagado, ahora iba a tranquilizar a los militares, sobre quienes ha montado todos lo principales proyectos de su Gobierno.

Nada de juicios adelantados, decía.

Primero las investigaciones -en Estados Unidos-, y aunque resultaran culpables no era justo sospechar del Ejército por lo que hubiera hecho su alto mando.

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