Nina Zambrano/ Una ciudad asombrosa

AutorNina Zambrano

En dos semanas he tenido la oportunidad de vivir experiencias que nunca antes había vivido, y eso, aunado a no tener que vivir el desastroso clima electoral que se vive actualmente en México, convierte a mi vivencia en una verdadera delicia. Nunca antes había visitado una Expo, y como ya no estamos para dejar pasar de largo las oportunidades, por eso de la edad, en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos en Alemania, en la puerta de la Expo de Hannover 2000, dispuestos a caminar, observar, disfrutar y escribir nuestras experiencias.

Lo primero que me gustaría expresar es que el pabellón de México es un digno representante para todos los mexicanos. Es uno de los pocos pabellones que contienen obras de arte, y fue concebido y construido con las especificaciones de tres grandes personalidades de nuestro país, Ricardo Legorreta, Enrique Krauze y El Museo del Papalote, a través de Marinela Servitje, su incansable directora, grupo cuya propuesta fue la ganadora, cuando se hizo la convocatoria para su construcción.

En su interior se conjugan la cultura, las costumbres, la alta tecnología y el entusiasmo de decenas de jóvenes edecanes mexicanos, que, además de hablar varios idiomas, son transmisores de una gran cordialidad y alegría, que tanta falta nos hace en estos momentos en nuestro país.

La tiendita y el restaurante mexicanos, que se encuentran a la salida del pabellón, son de los más visitados. La música mexicana se oye a dos kilómetros a la redonda y alegra el espíritu de los alemanes. Definitivamente, México es un país muy querido por el resto del mundo, sólo nos falta a los mexicanos enamorarnos un poco más de nuestra historia, de nuestras costumbres y, sobre todo, empezar a reconstruir ese espíritu milenario que tanto ha sido sometido y lastimado por algunos otros mexicanos en los últimos anos.

Y ya estando en Europa, París y la oportunidad de estar con mi hijo mayor que vive en esta bella ciudad, se antojaban irresistibles, así que aquí me encuentro, acompañada de dos de mis hijos, viviendo la auténtica vida parisina, en uno de los barrios más franceses, disfrutando todo aquello que ofrece esta ciudad que no tiene límite para su belleza y su generosidad.

De vez en cuando recibo noticias sobre nuestro país. Estoy al tanto de lo que sucede en las campañas electorales y es entonces cuando más agradezco la oportunidad de estar en donde me encuentro. El sistema nervioso no puede con tanta carga; el país en general necesitará una intensa...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR