Con música clásica evitan riesgos

AutorLeonardo González

Antes a Carlos Iram le gustaba pasarse las tardes en las calles de su colonia, Villas de San Francisco, en Escobedo.

Sin embargo, desde que aprendió a tocar la viola en la orquesta municipal, ocupa horas en la práctica de su instrumento en casa.

"Desde que entré en la orquesta he sido mejor alumno. Ya no saco las calificaciones de antes. Me inspira. Antes me iba mal. Ya empecé esto y me ha ido mejor", dice el chico de 13 años, a quien llaman "Maluma", como el reggaetonearo colombiano.

Carlos Iram sueña con ser actor y cantante.

Un camino para alcanzar su preparación artística, agrega, es aprender a tocar música en este ensamble, una de las 26 orquestas municipales que forman parte del Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (Pronapred).

El programa se realiza con la Facultad de Música de la UANL.

Desde que inició con su instrumento, hace 10 meses, "Maluma" dedica dos horas al día a practicarlo.

Como él, más de mil 300 niños de colonias marginadas regias han encontrado en la música clásica una forma de mantenerse lejos de los problemas de sus entornos.

"El muchacho se lleva el instrumento a su casa, lo practica en casa y designa tiempo para el estudio de la música", dijo Jesús Arreola Flores, coordinador estatal de orquestas municipales Pronapred.

"Es una disciplina, una organización que los ayuda mucho desde el manejo del tiempo libre, sus pensamientos, sus acciones, y según nos reportan sus mamás, ha habido cambios en ellos".

Las orquestas practican desde octubre del año pasado en planteles públicos de Apodaca, Cadereyta, Escobedo, García, Juárez, Guadalupe, San Nicolás, San Pedro y Santa Catarina.

Además de las colonias de La Alianza, Independencia, Fomerrey 45, Sierra Ventana, Industrias del Vidrio, Cerro de la Campana y Fomerrey 35. También existe una orquesta de este tipo en el Tutelar en Escobedo. El programa recibe recursos desde el 2012.

CAMBIA SUS VIDAS

La mayoría de los niños llegó sin haber tocado un instrumento y sin saber nada de música, recuerda Esteban Hernández, maestro de la Facultad de Música y director de la orquesta de Escobedo.

Y aunque los chicos viven en entornos complicados, para ellos participar en estos ensambles y tocar y ensayar es una forma de ocuparse positivamente.

"La verdad hay pandillas y violencia por donde vivo, antes era muy callejero, pero ya ahora con el violín empiezo a tocar y me olvido de la calle", dice Carlos Iram.

Él y sus compañeros tienen clases dos veces...

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