Una mujer a favor de todas

AutorDaniel de la Fuente

Un día Esmeralda no pudo más. Decidió que abandonaría a su esposo, quien solía golpearla con frecuencia.

La mujer le pidió el divorcio aún con dolor: según especialistas, en situaciones así no llega a quedar del todo claro por qué arremete contra uno quien hasta hace muy poco se consideraba el amor de la vida.

La mujer explicó los motivos de su separación, en tanto sus hijos de 9 y 11 años la contemplaban atónitos. Su esposo, en cambio, con cólera.

Esmeralda dio media vuelta y se dirigió hacia la salida cuando sintió un golpe contundente y agudo que le oscureció la vista. El hombre la había apuñalado en un costado. De no ser por una vecina hubiese muerto desangrada en el umbral de su casa.

Del hospital le hablaron a Alicia Leal Puerta, directora de la recién fundada Alternativas Pacíficas. Sería apenas uno de sus primeros casos. Alguien le pidió refugio y asistencia legal para Esmeralda y sus hijos.

"Nunca he podido endurecerme, no sé si sea debilidad o habilidad, pero no me puedo sustraer a las historias de dolor de las víctimas: me impactan tremendamente", reconoce hoy Alicia, de estatura mediana, tez blanca y ojos claros, sentada en la sala de su casa, un departamento en las alturas de un edificio del poniente.

Ella y su equipo prestaron la ayuda. Aferrados sus hijos a ella, Esmeralda llegó para esconderse de su marido sin el bazo, la movilidad del brazo izquierdo y parte de su intestino. Así se presentó al juzgado para interponer una denuncia, en tiempos en que la violencia en casa contra la mujer no era delito, a menos de que las lesiones tardaran más de 15 días en sanar y pusieran en peligro su vida.

El juez de entonces cuestionó la presencia de Alicia, quien demandaba seguridad para la víctima.

"Para usted esto es algo personal", preguntó. "¿Es su amiga, pariente?".

La directora de Alternativas Pacíficas contestó en aquella ocasión de la misma forma en que por más de una década lo haría ante funcionarios corruptos y honestos, amigos y enemigos, víctimas y agresores.

"No es mi amiga ni mi pariente", dijo. "Es una mujer que llegó a pedir ayuda. Y sí, es algo personal".

Con esa filosofía fue que Alicia se volvió una mujer a favor de todas.

I

La convicción de Alicia por atender las causas sociales viene desde la infancia. Nacida en Monterrey hace 46 años se recuerda a sí misma curioseando en torno a la mesa familiar en la que padres y abuelos debatían temas políticos, sociales y culturales.

Del matrimonio de Alicia Puerta Medina, de Guanajuato, y Genaro Leal Martínez, de Nuevo León, ex Alcalde de San Pedro, nacieron seis hijos, entre ellos Alicia. Su padre la describe inquieta, preocupada por la gente sin capacidades económicas.

"Nosotros le hacíamos ver que no hay equidad en la educación y que de allí se derivan muchos problemas", cuenta Genaro. "Ella se preguntaba por qué de la injusticia. Le preocupaban las niñas y mujeres".

Tras su paso por colegios religiosos y la prepa del Tec, Alicia estudió idiomas un año en Suiza. Allí conoció al que sería su primer esposo, con quien se casó hacia los 19 años dejando a medias la hoy desaparecida carrera de Ciencias de la Comunidad, en el Tec. Tuvieron tres hijas.

Luego de su divorcio años después, del que prefiere no hablar, Alicia intentó reanudar su vida y se inscribió en 1992 en la carrera de Pedagogía, en el CEU, y en un diplomado de Desarrollo Humano convocado aquí por la Universidad Iberoamericana.

"Me enfocaba en la cuestión educativa, pero cuando me tocó hacer el servicio social del diplomado busqué un lugar cerca del colegio de las niñas. Fue cuando encontré el...

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