Muestra bótox efectividad en la migraña crónica

AutorMaría Silva

En la búsqueda del alivio para la migraña se ha probado muchos tipos de analgésicos, y desde el 2004, en el Hospital Jefferson, en Filadelfia, se trató el bótox o toxina botulínica como una opción clínica para la migraña episódica, pero no funcionó.

Miguel Osorno Guerra, neurólogo, explica que después se experimentó en la migraña crónica y el resultado arrojó que gradualmente pueden desaparecer los síntomas de ese dolor intenso y variable que aparece de repente y se acompaña en ocasiones de náuseas y vómito.

La razón por la que el bótox sólo funciona en la migraña crónica se debe a que el paciente tiene mucho tiempo con ese dolor tan intenso y frecuente, que los mecanismos para contrarrestarlo están muy desgastados al grado de que ya no funcionan, y la toxina actúa al estimular las estructuras que bloquean el dolor.

Y salvo algunas excepciones, explica, la migraña crónica generalmente aparece en pacientes entre 40 y 50 años.

Por su parte, Jorge Treviño Welsh, neurólogo pediatra, señala que el bótox lleva varios años utilizándose en el mercado en este tipo de padecimiento, sin embargo, la FDA apenas lo aprobó en el 2010; ahora se ha comprobado que sí tiene una actividad específica en la migraña crónica entre personas de 16 a 70 años.

Aplicación

Para que se cumpla con el protocolo de aplicación del bótox en la migraña se debe aplicar entre 20 y 24 puntos en cabeza, cuello y hombros, explica Osorno Guerra.

"El procedimiento se realiza en el consultorio, y como es terapéutico, está aprobado por las distintas organizaciones de neurología", subraya Treviño Welsh, también profesor de ciencias médicas del Tec. "Se aplican las dosis de acuerdo a los diferentes consensos para el uso en migraña crónica de la toxina botulínica con una aguja de un calibre muy delgado en puntos determinados y los efectos se empiezan a observar de tres a cinco días".

La vida media del bótox en el músculo es de dos a cinco meses, aproximadamente, y se recomienda aplicar una segunda dosis luego de tres o cuatro meses; en ocasiones se requiere una tercera, pero depende de la evolución del paciente, incluso algunos necesitan una sola aplicación, ya que en el momento en que se disminuye la ingesta de medicamentos analgésicos y antimigrañosos, el organismo tiene la capacidad para no volver a presentar este tipo de dolores, porque hay que tomar en cuenta que aun los analgésicos tomados en forma indiscriminada producen, paradójicamente, dolor de cabeza, enfatiza Treviño Welsh.

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