Monterrey y sus edificios: Olvidan a discapacitados

AutorDeyanira González

Imagine que el mundo estuviera hecho para personas que andan en silla de ruedas. Que todos los edificios, plazas, teatros, calles y banquetas contaran con rampas, espacios amplios y muebles bajos.

Continúe imaginando que las personas se desplazan en silla de ruedas, todos excepto usted.

¿Serían importantes las diferencias?

Este es el ejemplo que pone Estela Villarreal, directora de la asociación Unidos, quien afirma que durante mucho tiempo hubo un círculo vicioso en el que los lugares no se adecuaban porque personas discapacitadas no los visitaban, y viceversa.

Rampas, baños, espacios amplios, pueden ser integrados fácilmente en edificios y no se hace no por el costo sino por falta de cultura, afirman diversos arquitectos.

"Aquél que quiera decir que impactan el costo está mintiendo", afirma José Angel Camargo, Presidente de la Academia Nacional de Arquitectura, Capítulo Monterrey.

"Una persona lo justificaría (las adecuaciones), en el último de los casos, porque no podemos quitarle el derecho por tener una discapacidad de poder manejarse en forma libre", afirma Paulino Decanini, presidente del Colegio de Arquitectos de Nuevo León.

El arquitecto Rafael Adame coincide en que el costo no impactaría en el resultado final y que las rampas se podrían explotar también como acceso para otras personas como gente con carga, niños, personas mayores.

Nieves Mogas, Presidenta de Retos, menciona que son de suma importancia los abanicos descendentes en las banquetas, así como las calles y el espacio urbano, ya que estas personas enfrentan muchas dificultades desde que salen de sus casas.

Luchadores ejemplares.

Juan Angel Ruiz, vecino de Vista Hermosa, a pesar de no tener movimiento en brazos o piernas y necesitar de un aparato respirador, sortea barreras para estudiar una carrera universitaria, dar conferencias, viajar, ir al cine, a misa.

"A todos (los edificios) les va a faltar algo: o enchufes, porque no piensan en aparatos, o lugares amplios o estacionamiento. No hay cultura ni respeto", señala.

Por ejemplo, en las iglesias Fátima y Lourdes se estacionan en las rampas, y en los cines Gemelos Plaza, le ha tocado que la gente ocupe los asientos especiales a pesar del señalamiento y de estar él presente. "Se sordean", dice.

Aunque, dice, hay cambios que se han dado.

"En el parque no había rampas y entre los vecinos las pusieron. Pensaron en mí", afirma.

En el cine, dice Blanca Nelly, quien usa silla de ruedas, si bien hay accesos, no hay lugares...

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