Misma fórmula, nuevos ingredientes

AutorJesús Ballesteros

Vancouver, Canadá. Cuando BMW lanzó la primera generación del X5 a finales de los noventas, las expectativas del mercado eran altas. Después de todo, la marca estuvo por años prometiendo que su primer vehículo deportivo utilitario encajaría a la perfección con el resto de su gama, con un manejo deportivo nunca antes visto en el segmento. De hecho, BMW se refería a él como un SAV "Sports Activity Vehicle" en lugar de SUV, como tradicionalmente eran conocidos.

Para la sorpresa de muchos, y sobre todo aquellos que veían todo esto como una simple estrategia de mercadotecnia, el primer X5 demostró ser un animal distinto y rápidamente se colocó como el vehículo deportivo utilitario con el mejor manejo del mercado. Su comportamiento dinámico era en verdad sorprendente para sus dimensiones y su altura sobre el suelo. Por supuesto, el fabricante alemán siempre fue muy claro que su X5 no estaba diseñado para un uso intenso fuera del pavimento, lo cual hasta cierto punto explicaba su superior desempeño en carretera.

El segmento creció y evolucionó con rapidez, sin embargo, y con el tiempo se volvió más difícil para el X5 mantenerse en la cima en cuanto a desempeño en carretera se refiere. Un nuevo entrante, en particular, llegó a arruinarle la fiesta: el Porsche Cayenne, el cual logró combinar un comportamiento ejemplar sobre el asfalto con una capacidad sobresaliente para circular en caminos agrestes.

Pero ahora toca de nuevo el turno a BMW, el cual busca alterar una vez más el orden en el segmento con el lanzamiento de la tercera generación del X5. El fabricante alemán se refiere al cambio de modelo como un rediseño completo que ha tocado todos los aspectos del vehículo, y con el cual aspira recuperar el liderazgo sobre el pavimento. Una vez más la marca aclara que se trata de un vehículo diseñado fundamentalmente para las calles, pero que igual no deja de ofrecer una respetable capacidad todo-terreno gracias a importantes avances en el chasis y la suspensión.

Después de pasar casi medio día al volante del nuevo X5 durante el reciente lanzamiento internacional en Vancouver, queda claro que las aspiraciones de BMW están bien fundadas. En las carreteras sinuosas y estrechas al norte de Whistler, la tercera generación del popular SAV sorprendió con su manejo ágil y su extraordinaria estabilidad en curvas. Sin la posibilidad de comparar de manera inmediata con un Porsche Cayenne sobre el mismo trayecto resulta difícil decir cuál es mejor, pero la...

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