MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Yo soy un hombre ya mayor.

Mi esposa es todavía la misma muchacha de quien me enamoré hace 58 años.

Aun así me ha acompañado todos estos días en la forzada reclusión a que me he sometido voluntariamente como cuidado para evitar el contagio del coronavirus.

¿Aburrirnos? Ni por asomo. Empezamos a platicar cuando nos hicimos novios, y no hemos acabado todavía. Basta que yo le diga dos palabras: "¿Te acuerdas?", o que me las diga ella, para que fluyan los recuerdos igual que brota el agua de un manantial inagotable.

Nos damos nuestro espacio, eso sí, pues hasta lo bueno ha de tomarse en dosis convenientes. A veces ella...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR