MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que vio en el Ermitage "El hijo pródigo", de Rembrandt, dio un sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y declaró:

-Poseer una fe no es difícil. Lo difícil es lograr que la fe te posea. Tener fe puede ser herencia de tus padres, enseñanza del catecismo o de la escuela dominical, pero vivir la fe sólo puede ser obra de ti mismo. La Palabra lo dice: "La fe sin obras está muerta". Si tu credo no se traduce en bien para tu prójimo esa fe no es verdadera. Será rutina, mera fórmula...

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