MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

En una tumba humilde del pequeño cementerio de Ábrego, el que sabe leer donde no hay nada escrito puede leer esto:

"Aquí, por fin, descanso.

"Fui mujer, que en mi tiempo era ser poco. Fui campesina, que era ser menos. Fui pobre, que es ser nada.

"Amé a un hombre y él quizá me amó. Un año sí y otro no le di hijos. Un año no y otro sí se me morían. Así, me quedaron solamente seis.

"No hice, pues, en la vida otra cosa que amar a un hombre y tener hijos. También les di de comer y les lavé la ropa. También les ponía un paño húmedo en la frente cuando ardían en calentura. También, cuando mis hijos morían, estaba junto a ellos y...

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