MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Soy el afortunado dueño de una obra de Piedad Valerio.

Pintora modestísima fue ella. No perteneció al selecto grupo de las damas de sociedad que en mi ciudad, Saltillo, pintaban cuadros con títulos como "El patio de mi casa", "Rosas de otoño" o "La fuente del jardín".

Ella iba al campo, igual que hacían los impresionistas, y retrataba escenas de la vida de las mujeres y hombres de la tierra. El cuadro que yo tengo representa el momento de la trilla, en que una máquina separa el trigo de la paja, cosa que muchas veces los hombres no sabemos hacer.

En ese cuadro de Piedad Valerio está la belleza de la verdad. Seguramente...

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