MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Llega una libélula y mi jardín se llena de art nouveau.

A la libélula le sobra mucho para ser insecto y le falta poco para ser ave. Es algo más que una mariposa y algo menos que un colibrí.

La quiero porque me trae evocaciones raras. Pienso en Mata Hari, en Pola Negri, en la Pavlova...

Si la libélula fuera mujer sería seguramente mujer fatal. Claro, a fin de cuentas todas las mujeres son fatales, pues en cada una de ellas está el destino de algún hombre. Si no se cumple ese hado es porque la mujer fue muy sabia o porque el hombre fue muy tonto.

Pienso en todo eso mientras contemplo el vuelo sereno y elegante de este caballito del diablo. Así...

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