MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Juan Ruiz de Alarcón, víctima de muchos epigramas, hizo uno a propósito de los calvos. Enumeró varias maravillas difíciles de ver, y escribió: "La tercera es justamente / un calvo alegre de sello (de serlo), / y que no arrastre el cabello / desde el cogote a la frente".

Algunos hombres carentes de pelo, en efecto, no se resignan a su condición de mondos, a pesar de que es fama que los varones calvos son más inteligentes que los pilosos, y -cosa de mayor aprecio- más viripotentes. En cambio oí hablar de un español que, valido del prestigio de los veteranos de guerra que habían perdido en combate algún miembro, decía muy orgulloso:

-Yo no soy calvo. Soy...

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