MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

De profundis -eso quiere decir desde el más hondo abismo de la desesperación-, Job retó a Dios: le preguntó por qué existe el sufrimiento; por qué los inocentes sufren.

Esa pregunta sigue sin respuesta. Lo único que podemos decir es que en la fe cristiana el mismo Dios se hizo hombre, y siendo el más inocente de todos sufrió también injustamente.

El sufrimiento sólo cobra sentido ante la idea de una fraternidad que nos hermana en el dolor con nuestro prójimo y con nuestro hermano mayor, el hombre Dios.

La respuesta al...

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