MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Hay quienes dicen que raras veces caen en un error. Yo raras veces caigo en un acierto. Dos he tenido solamente: haberme casado con la mujer que elegí -o que me eligió- para ser mi esposa, y haberle entregado desde el primer día todo mi sueldo para que lo administrara, en aquel tiempo en que los maridos consideraban a sus mujeres una especie de menores de edad o incapaces a quienes no se debía dar más dinero que el del diario. "A la mujer ni todo el amor ni todo el dinero", se decía. A mi mujer yo le di las dos cosas, y nunca me he arrepentido.

En todo lo demás he cometido tantos yerros que con ellos podría llenar una enciclopedia mayor que la Espasa. Cada vez que cometo un nuevo error me aflijo mucho, lo cual significa que vivo en sempiterno estado de...

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