Un año de Milagros

AutorDaniel de la Fuente

Fotos: Juan Manuel Sánchez

De noche, el largo camino que lleva a Ciudad Valles, ubicada en las márgenes de la huasteca potosina, suele ser frío, húmedo y de una neblina compacta. A lo lejos, entre las rebanadas que le logran cortar los autos veloces a la blanca cortina, se distinguen detalles de la vegetación intensa, la humareda de los ingenios azucareros, los riachuelos que corren por todos lados.

Es el mismo camino que el 27 de marzo del 2003 recorrió en una ambulancia Irma Milagros Guadalupe, "la pequeña Milagros", a sus escasos tres meses de nacida, ya para al fin estar en casa. Es el mismo que la separa del hospital en el que nació, la Clínica 25 del Seguro Social de Monterrey, y el mismo que recorrió su madre para ser velada en su pueblo natal de nombre garciamarquiano: Tambaca, enclavado en la sierra ubicada muchos kilómetros arriba de la casa donde ahora se encuentra la pequeña, serena y sana, en el primer año del resto de su vida.

Al ver a la pequeña, nadie creería las condiciones en las que hizo su arribo al mundo: sencillamente las más adversas.

"Parece que todo sucedió ayer", afirma su padre, el joven Pedro Rodríguez Orta, con la mirada melancólica, la sonrisa que apenas se dibuja al contemplar a la niña dormida, envuelta entre coloridos cobertores que la protegen del frío de 15 grados que hay en su casa, amplia y modesta de la Colonia San Rafael, en Valles, y que impiden que la bronquitis que ya cede se dispare y ponga en riesgo su salud.

De hecho, Pedro no es el mismo. Hoy se ve más seguro, sonríe eventualmente. No es ya aquel joven tímido y adolorido que de un día para otro se vio inmerso en la insólita circunstancia de tener a su también joven esposa, Irma Alvarado López, en estado de coma por una enfermedad incurable, pero con una característica por demás singular: con una bebé luchando por su vida en el vientre materno.

I

Nadie que se precie de estar atento a las noticias pudo ignorar la noticia estremecedora: Irma, una potosina de 24 años de edad y en estado de coma había dado a luz una bebé prematura el 11 de enero del año pasado. De entrada, la información parecía una curiosidad médica. Con los días, Monterrey y el resto del País habrían de conocer los detalles de una historia por demás impactante.

Irma y Pedro se conocieron un 13 de diciembre y de inmediato fueron novios. Dos años y ocho meses después, al enterarse de que esperaban un hijo, se casaron el 24 de agosto del 2002, pero a los 20 días le diagnosticaron a ella un agresivo cáncer cerebral que, al paso del tiempo, habría de ir minando sus fuerzas y dándole un matiz dramático a la historia de la joven pareja.

Decidida a tener a su hija, Irma no aceptó sugerencia en contra, a fin de librar con menos pena su agonía. En noviembre, cayó en coma. No habría regreso.

Fue entonces que médicos y enfermeras de la Clínica 25, en un trabajo que sólo puede calificarse de hazaña...

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