Miguel Reyes González / Transporte de calidad

AutorMiguel Reyes González

El aumento a las tarifas del transporte urbano en Nuevo León era un asunto que se veía venir. El Gobernador Medina lo dejó entrever el 11 de diciembre, cuando mañosamente aseguró que no autorizaría un incremento con el uso de la tarjeta Feria.

Dos semanas después, el Secretario de Desarrollo Sustentable, Fernando Gutiérrez, hizo el infame anuncio: desde el 1 de enero quienes no usen la tarjeta desembolsarán 12 pesos en lugar de 10.

Ése fue el castigo inmediato para 7 de cada 10 pasajeros que no contaban con el instrumento de prepago. En los días posteriores, muchos fueron a obtener el plástico.

Sin embargo, aun quienes usan la tarjeta Feria se han visto y se verán afectados con un alza en el peaje. Como lo publicó ayer EL NORTE, desde 2011 se ha aplicado cada mes un desliz que ha rebasado la inflación al doble.

También, como ha sido costumbre en este Gobierno, el puntual aviso de un transporte colectivo más caro no vino acompañado de un anuncio igualmente preciso sobre las obligaciones de los empresarios del ramo hacia el servicio. Lo más que atinaron a decir las autoridades estatales fue que hay un compromiso de los transportistas de renovar 500 unidades, sin especificar el plazo.

Este "compromiso" suena a una vacilada del tamaño del problema del transporte urbano en la entidad. No sólo carece de una formalidad que debiera ser elemental, sino que es por demás insuficiente.

No se requiere ser un experto en la materia para afirmar que el mejoramiento de los camiones es apenas un elemento que los transportistas tendrían que hacer regularmente, con o sin aumento de tarifa. Otro aspecto esencial del servicio que prestan es el manejo de los autobuses.

Es una constante la queja que no pocos usuarios han hecho sobre la forma en la que conducen muchos operarios. De ello han dado cuenta medios electrónicos e impresos. Pero también somos testigos quienes cotidianamente compartimos las vialidades con estos choferes.

Huelga enumerar cada una de las barbaridades que cometen quienes manejan tales vehículos. Éstas son de sobra conocidas y padecidas por pasajeros, automovilistas y peatones.

No sería justo, sin embargo, culpar de dichas prácticas viales nada más a los choferes. Los concesionarios son también responsables de ello, pero en mayor...

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