Miguel Reyes González / El Auditor

AutorMiguel Reyes González

Muy alta dejó la vara el contador público Sergio Marenco como Auditor Superior del Estado. Su fallecimiento, hace una semana, deja un hueco difícil de llenar en este organismo.

Este funcionario se desempeñó con probidad y excelencia en una de las áreas más cuestionadas de la administración pública de Nuevo León y de México, como es la rendición de cuentas. Esas dos cualidades habrían bastado para un cargo de esa naturaleza.

Sin embargo, don Sergio aportó mucho más. Impulsó incansablemente la autonomía, profesionalización y desarrollo de la fiscalización pública en la entidad. Asimismo, pugnó para que la Auditoría Superior del Estado (ASE) tuviera más facultades sancionadoras.

Como lo recordó la nota publicada en EL NORTE el jueves pasado, Marenco, el primer Auditor Superior en Nuevo León, envió una iniciativa de ley al Congreso local en noviembre de 2008, que los Diputados aprobaron hasta enero de 2012. En ella se blindó al órgano fiscalizador de tintes políticos y gubernamentales.

Se impidió que quienes pretendan laborar en la ASE hayan pertenecido a algún partido en los tres años previos. De igual manera, cerraron la puerta a quienes fueron candidatos o empleados federales, estatales o municipales tres años antes. La prohibición laboral también se extendió a los parientes de miembros de la Auditoría y de Diputados locales en turno.

El contador Marenco dejó claro que la búsqueda de la imparcialidad en esta instancia fiscalizadora debe ser radical. Él mismo no esperó a que se aprobara su propuesta y emprendió una limpia al interior de la ASE.

En junio de 2011 fueron dados de baja de la institución 11 empleados con militancia en el PAN. Tres meses más tarde tocó el turno a 10 funcionarios con nexos laborales o familiares con el PRI.

Gracias a la iniciativa legal del Auditor, se creó el servicio profesional de carrera de la ASE. Ello elevó los requisitos para quienes desean trabajar ahí, pero también forzó a los que ya laboraban en la institución a ingresar a ese esquema.

Además de sus atributos profesionales y su integridad a toda prueba, Marenco fue un funcionario valiente. Supo sortear con entereza los constantes embates de Diputados panistas y priistas que cuestionaron sus resoluciones y su imparcialidad.

No tuvo tapujos para decirles a los legisladores, en su cara, que han sido ellos quienes le imprimen un carácter partidista a la aprobación o rechazo de las cuentas públicas. Y estaba en lo cierto.

En innumerables ocasiones, los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR