Miguel B. Treviño / El salón, gran maestro

AutorMiguel B. Treviño

¿Qué pasa en el salón de clases cuando cada uno de los siete millones de maestros se presentan frente a un grupo en las escuelas de América Latina y el Caribe?

Ésa es la pregunta que se plantearon Barbara Bruns y Javier Luque en la investigación empírica más grande que jamás se haya hecho sobre educación. Les tomó un lustro visitar una muestra de 15 mil salones de clases en tres mil escuelas, incluyendo primarias y secundarias. El reporte completo se publicará el 3 de septiembre.

¿Qué pasa en México?

El estudio de Bruns y Luque nos permite responder la pregunta en perspectiva comparada contra otros países de América Latina.

El salón de clases es el microcosmos de la educación, es ahí donde sabemos si las reformas sirven para cambiar algo; es desde ese espacio concreto donde tendríamos que discernir qué batallas políticas entre gobierno, sindicato y organizaciones de la sociedad tienen sentido y cuáles no.

Para los investigadores son tres líneas de la política pública en las que se ha concentrado el trabajo de los gobiernos latinoamericanos por mejorar sus estándares educativos: reclutar mejor a los maestros, acompañarlos en el desarrollo de sus capacidades y motivarlos a estar en permanente búsqueda de mejorar.

El documento de trabajo de "Great Teachers: how to raise student learning in Latin America and the Caribbean" se puede consultar en http://documentos.bancomundial.org.

Éste incluye cruces interesantes entre perfiles de los maestros, características de su comportamiento frente al grupo y resultados obtenidos por cada país en la prueba internacional PISA de educación.

Uno de los focos rojos más evidentes para la región, pero sobre todo para México, tiene que ver con algo tan elemental con el uso del tiempo del maestro en el salón.

Dejemos de lado filosofías y métodos pedagógicos, ¿está o no está el maestro?, ¿y qué hace cuando está?

México aparece en el sótano de la tabla: en nuestras escuelas el maestro ocupa el 52 por ciento de su tiempo en educar. El 39 por ciento del tiempo se va en administrar y un 9 por ciento del tiempo el maestro no está, literalmente.

Esa tercera categoría (la ausencia) no existía en el plan original del estudio, pero ante la repetición del fenómeno en diferentes países se tuvo que incluir.

Colombia -lejos de los mejores estándares internacionales- tiene maestros con el 65 por ciento de tiempo neto en instrucción. Estudios similares para países desarrollados marcan como normal que los maestros estén...

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