Se matan por el territorio (II)

AutorMaria Luisa Medellín

Ultimo de dos

En los patios de la Policía Ministerial, Alberto Díaz Ruelas, "El Charro", cabeza de "Los Rebeldes", es presentado ante los medios de comunicación por el crimen de los hermanos Minerva y Juan Antonio López Zarzoza.

Es un muchacho moreno, de ojos huidizos y aire de autosuficiencia. Apenas tiene 21 años y lleva cinco muertes en su historial.

En marzo de 1997 asesinó a navajazos a Rigoberto Solano Moreno, de "Los Dragones". Dos meses después de salir del Consejo Tutelar de Menores, en enero de 1998, mató a Fermín Torres Mota, de "Los Pirañas", de un balazo, por haberlo delatado en el crimen anterior.

Se dio a la fuga y una semana más tarde en compañía de su hermano Benito participó en el crimen de Juan Moreno Niño, de "Los Dragones", en una disputa por sus territorios. Fue detenido días después y llevado al Penal, de donde salió en diciembre de 2000.

No habían pasado tres meses cuando caía de nuevo por el asesinato de los dos hermanos. El testimonio de los vecinos fue decisivo para la condena que purga actualmente.

Inmutable, "El Charro" sigue negando su responsabilidad en los hechos.

"Como a uno ya lo conocen, ¿verdad?, le quieren achacar todo, ¿no?, pero yo nomás he matado a un morro de 18 años que ya nos habíamos tirado rollo y ese día le iba a leer la cartilla; él corrió y tiró unos plomazos con una 9 milímetros, pero le puse primero".

Lo demás, insiste, se lo debe a su mala fama, la que por lo visto cobija igual a sus hermanos Benito y Adrián, condenados por varios asesinatos. Por cierto, el último hasta trató de matar a otro reo en el interior del Penal.

"Que me pongan enfrente a los que me acusan para ver si se sostienen", lanza enfurecido.

Desde adolescente, "El Charro" supo manejar armas, le enseñaron sus hermanos y los amigos de éstos. Era la manera más efectiva de protegerse de otras pandillas.

"No se siente nada traer pistola. La disparas si te buscan, si no, la dejas quietecita", explica a su manera llevándose la mano a la cintura.

Es conocido por su agresividad y sus frecuentes visitas al Consejo Tutelar, ya sea por riñas o portación de armas. Sin embargo, el muchacho temerario se portaba como cordero en cuanto pisaba este centro.

"Aquí no se metía en problemas, andaba solo, terminó la secundaria; nunca se quitaba su escapulario y por buena conducta redujo sus tiempos en el internado", platica Salvador Ruiz, el director del Tutelar.

En la Sierra Ventana y sus alrededores lo describen como pendenciero y manipulador. Al interior de "Los Rebeldes" él establece las reglas, como aquella de que si alguien mayor de edad comete un delito, uno de los menores se echa la culpa para que la pena no sea tan alta. A cambio, los demás miembros se encargan de visitarlo y llevarle lo necesario.

"El Charro" no sabe otra manera de vivir la vida. Siente que debe enfrentar a quien desafíe a la banda, que necesita actuar con violencia para hacer respetar su territorio.

"Además, si le pones a uno que te busca te meten al tambo. Si no, como quiera te meten por la fama que te cargas. Con antecedentes...

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