Marketer / Revuelo aéreo

AutorHoracio Marchand

El avión de pasajeros fue diseñado en tu contra. O por lo menos casi no se te dio importancia en su concepción inicial porque se diseñó por y para los ingenieros de producción, bajo criterios predominantes de eficiencia operativa y el marco mental de minimizar dispendio.

Sin dejar de reconocer el significado trascendental del vuelo comercial y de agradecer sus beneficios, tampoco podemos dejar de enfrentar el hecho que los tiempos pueden dejar desincronizados del mercado a cualquier avance tecnológico o al diseño completo de una industria.

Por ejemplo, tú quieres espacios amplios y holgados, pero los aviones están diseñados para maximizar el número de pasajeros en espacios apretados (a-la-sardina).

Quieres caminar y estirar las piernas, pero las aerolíneas prefieren pasajeros quietos para que los sobrecargos puedan desplazar sus carritos de servicio, rompe-codos y rompe-rodillas, libremente.

Si quieres dormir te despiertan y te insisten que quieren darte de desayunar, como eliminando la posibilidad de que se te antoje a destiempo cuando despiertes.

Quieres aprovechar el tiempo haciendo llamadas de tu celular y trabajar en la computadora, pero limitan o prohíben su uso. Si se recarga el de adelante, adiós al uso de tu laptop; aparte vas en el asiento central y tus compañeros -protuberantes y expansivos- te ganaron el descansa-brazos.

No querías ir en el asiento de la fila de en medio, pero las aerolíneas dependen de que se ocupen para romper el punto de equilibrio de cada vuelo.

Quieres flexibilidad para cambiar vuelos, pero los cambios son restringidos y se hacen cargos "porque la tarifa no admite cambios, señor".

Hubieras querido que por tus millas te hubieran dado un upgrade a primera clase de manera automática y sencilla, pero las aerolíneas demandan negociación e incertidumbre.

Bueno, el consuelo puede ser que las millas se acumulen para hacer un viaje familiar, pero las líneas restringen horarios y disponibilidades porque "se les da preferencia a los que pagan el boleto, señor".

Sé que para algunos viajeros de negocios lo del trayecto es lo de menos, pero también sé que para otros el volar intensamente agota y genera una sensación de impotencia y frustración -como claramente se nota en mi caso.

Nos podemos sentir indefensos ante el diseño de la megaindustria y hay que tolerar retrasos frecuentes, pérdida de conexiones o carreras angustiosas para no perderlas, equipaje que llega tarde y cancelaciones de vuelos. También ocurren...

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