Mario Anteo/ Palabrotas

AutorMario Anteo

Como maestro de Comunicación Oral y Escrita de la Facultad de Medicina, estudio con mis alumnos las implicaciones sociolingüísticas del lenguaje soez. Se siente raro analizar el habla vulgar en el aula, escuchar en un recinto del saber las palabrotas que, por una mágica propiedad fonética, causan escozor e incomodidad en la conciencia.

Les digo a mis alumnos: "El habla coloquial se distingue de la vulgar. La coloquial es la de amigos y familiares, la de ustedes en los corredores y la cafetería. Sin rehuir los modismos ni el caló o el ingenioso dicho, y permitiéndose incluso los extranjerismos, con todo, el habla coloquial no degenera en grosería. Creo que es el habla normal de la juventud".

Cervantes recurrió al habla coloquial, así como otros escritores amantes de la frase natural y fresca. Se trata de autores que ansían la sonoridad del habla callejera. Juan Rulfo, claro ejemplo de una lengua coloquial, dijo en una ocasión: "Hay que escribir como se habla y no hablar como se escribe", o algo así.

Lo mismo hace el político que, para congraciarse con los votantes, se mimetiza al medio ambiente, habla la lengua informal de la gente, y hasta se muestra picarón y dicharachero, todo con tal de que digamos: "Este señor sí me comprende; votaré por él".

La lengua de los participantes de Big Brother es un caso clínico. Los innumerables cortes de audio que interrumpen la conversación de los jóvenes denotan una tupida vulgaridad. Si el omnipresente "güey" también hubiera sido censurado, tendríamos un programa sin audio. Si acaso escucharíamos una frase entrecortada, y entonces de plano no entenderíamos el relajo emocional que bulle en tan singular casa.

Me pregunto si el habla de la juventud descendió ya de plano al nivel vulgar. Si es así, no hay duda de que personajes tales como Adal Ramones y Brozo contribuyeron al cambio. ¿O es que estos señores con micrófono alegan que sólo diciendo majaderías atraerán a la juventud? ¿Hay algún adolescente que jamás haya pronunciado una "mala" palabra?

Pongo entre comillas "mala" porque las palabras son ajenas a la moral. De hecho sólo son ruidos asociados a ideas. Por eso cuando escucho la expresión "malas palabras" imagino una madre reprendiendo digamos a un verbo o sustantivo por haberse portado mal. "Maldición" también es un término desafortunado, pues obvio que maldecir significa desear el infortunio del prójimo, así como bendecir lo contrario.

Ojo, no repruebo el lenguaje soez por razones éticas o...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR