Mario Anteo/ Licencia de conducir

AutorMario Anteo

Esta semana fui a tramitar mi credencial automovilística. En el proceso encontré un personal amable, instructores calificados, una cuota justa, en fin, una burocracia más o menos dulce.

El tiempo invertido fue como de cuatro horas. O sea que si llegas temprano, al mediodía puedes salir de las oficinas con el trofeo en la mano, y conducir tu auto con la paz que brinda la legalidad.

Con todo, algo rechinó durante la gestión; fue como un foquito rojo advirtiéndome que las cosas no funcionaban del todo bien. ¿Por qué despaché la pila de trámites sintiendo la irritante burocracia de otros tiempos?

Sucede que la realidad muchas veces desmiente lo que el papel traza perfecto. Es como la distancia entre el "ser" y el "deber ser", entre la idea y el hecho. Es decir, siempre aparecerán pelos en la sopa, algunos bastante gruesos, que fastidien las mejores intenciones.

Pasa lo que con esos proyectos teatrales sólidos y magníficos, pero que en la práctica apenas si reflejan la idea del director, quien tras alucinar su consagración escénica, luego no entiende los abucheos de la sala durante la función.

Imagino a quien secuenció las etapas para la expedición de las credenciales. Lo veo etiquetando las ventanillas de la manera más eficaz y lógica: "revisión de documentos", "pago", "examen médico", "examen teórico", "examen práctico", "toma de fotografía", etc.

Por desgracia, una vez más la carencia de recursos ha echado por la borda una buena idea. De nuevo la falta de espacio, la escasez de personal y una tecnología deficiente han desorganizado lo que se suponía funcionaría a la perfección.

Es imposible que un espacio tan breve como un aula de escuela contenga un consultorio médico, pupitres para el examen teórico de los innumerables aspirantes, un cubículo para la recepción de la papelería, una caja de cobros y no sé qué más.

De hecho, por más que los organizadores optimaron el espacio, no pudieron incluir las últimas tres fases: el pago a Tesorería, la toma de la "foto digital" y la postrera ventanilla donde recibes la ansiada credencial.

De modo que, tras demostrar tus conocimientos y pericia automovilísticos, así como tu buen estado de salud, aún debes trasladarte a Tesorería, en el centro de la ciudad, para cubrir las últimas etapas.

Claro que la carencia de recursos no es exclusiva de esta dependencia. Se advierte en muchos departamentos de Gobierno que, con todo y su empeño por...

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