Mario Castillejos / Con los ojos cerrados

AutorMario Castillejos

El Club de Futbol Monterrey ejerció el presupuesto más alto en compra de jugadores que jamás se haya visto en México. De Avilés Hurtado y Urretaviscaya, hasta llegar al holandés Vincent Janssen, pasando por Pizarro, Gallardo, Barovero, Layún y Meza, los Rayados desembolsaron más de 55 millones de dólares.

Sin duda, el dinero es una herramienta y el tener mucho debería de ser una ventaja competitiva importante. Pero el dinero también tiene la virtud de convertir las malas decisiones en catástrofes.

¿Por qué una inversión de tal magnitud no ha logrado armar el mejor equipo de la Liga, ni ha logrado aumentar las audiencias de televisión, ni mucho menos ha provocado llenos en el BBVA?

La respuesta es muy sencilla: se gastaron el dinero con los ojos cerrados. Y aquí no importa si se pagaron precios inflados o no. Aquí lo esencial era que todos estos que llegaron a tasaciones millonarias, embonaran en una idea futbolística previamente definida y, con trabajo, resultara eficiente y cautivadora.

Para desgracia de quienes ejecutaron el plan (Ornelas, Davino y un tal Vela), sólo tenían claro el saldo de la chequera. De esa manera salieron a comprar por antojo. Sólo contra Necaxa, no había cupo para Pabon, Hurtado, Urretaviscaya, Ponchito González y Pizarro (de estar sano) en el cuadro inicial. De hecho, los cinco futbolistas mencionados sólo podrían ocupar el puesto de Maxi Meza en el 5-2-1-2 que diseñó Alonso con la obligación de jugar con dos centro delanteros (Janssen y Funes Mori).

Más ejemplos, Gallardo llegó de extremo y juega de lateral, Medina llegó de lateral y juega de central, Nico era...

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