Males de sus hijos los hacen expertos

AutorLourdes Zambrano y Con información de Andrea Menchaca

La llegada de una enfermedad a la familia, sobre todo una poco conocida, ha llevado a muchos padres a buscar aprender y empaparse de información hasta volverse casi expertos en el tema.

En busca del desarrollo de sus hijos y de darles mejores condiciones de vida, algunos papás han encontrado terapias no conocidas en el País, otros han fundado asociaciones civiles o escrito libros, y hay quienes ofrecen conferencias sobre las novedades en cada padecimiento.

Guillermo Vela Staines es uno de estos casos. El ingeniero agrónomo notó que su segundo hijo, de 3 años, era hiperactivo, le costaba trabajo poner atención y tenía actitudes inapropiadas en lugares públicos. Además, el poco lenguaje que había adquirido lo estaba perdiendo.

"Empezamos a preguntarle a los doctores, pero no encontrábamos respuesta", cuenta.

El mismo problema enfrentó Alejandra González cuando su primera hija empezó a enfermarse alrededor de los 2 años. La niña vivía con rinitis, tos y a veces sus episodios estaban acompañados de vómito y diarrea. Más adelante, su segundo hijo desarrollaría los mismo síntomas.

Los médicos no le resolvían el problema y sólo se ocupaban de aliviar los síntomas momentáneamente.

"Me decía: 'fue un virus'. Me daba algo para la tos, algo para los mocos, algo para la diarrea", relata la madre de tres hijos, de 8, 5 y 2 años.

Una experiencia similar vivió hace 13 años Marisa Fernández.

Su hija fue hospitalizada porque estaba físicamente muy débil, sin embargo, los médicos no sabían decirle qué tenía.

Edna Padilla tampoco supo qué hacer cuando nadie lograba descifrar lo que había detrás de la conducta de su hijo, a quien le costaba trabajo concentrarse en clases, se distraía fácilmente y era hiperactivo.

Le 'entran' al problema

Estos cuatro padres sabían que sus hijos tenían problemas serios de salud, pero no sabían cuáles.

Cuando su hijo Alfonso cumplió 3 años, Vela Staines y su esposa, Fabiola, se enteraron de lo que tenía: autismo.

"Al preguntarle al neuropediatra nos dice: 'No hay nada qué hacer, porque no se sabe qué causa el problema'", recuerda el especialista en nutrición animal.

"El doctor no nos dio ninguna esperanza, nos dijo que así iba a ser toda la vida, que no iba a haber cambios. Ese tipo de escenario no estaba en nuestros planes y no lo aceptamos así como así", señala.

El matrimonio empezó a investigar sobre tratamientos de autismo en otros países, pues sabía que tenía que haber alternativas en pleno año 2000.

"Nos fuimos a Los...

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