Magia para que ellos lean

AutorPerla Cano

Nunca, nunca como ahora se habían publicado tantos libros para niños. Las editoriales invierten sumas de dinero inmensas y capitales de trabajo muy valiosos. La cuestión de si existe o no una literatura infantil ya no es tema que preocupe. Surgen editores, escritores, ilustradores, renacen historias; se recuperan del olvido cuentos de antaño y se fabrican personajes llenos de colores.

Hay como una fiebre. Cuando antes nos preocupábamos qué dar de leer a los niños, porque no se encontraban lecturas adecuadas, ahora la dificultad radica en elegir, lo que a ratos se vuelve una tarea abrumadora.

Sin embargo, no hay que perder de vista el objetivo: que los niños lean. Pero, ¿que lean para qué, si en la escuela los instruyen y sus libros de texto son abundantes en conocimientos, y las lecturas programadas desarrollan tan eficazmente la habilidad lectora? ¿Para qué queremos que lean?

Leer para imaginar

Sabemos que la lectura desarrolla el vocabulario, la buena ortografía, la concentración, el pensamiento lógico. Excelente. Pero, eso no es suficiente para motivar a un niño a la lectura.

Queremos que lean para que desarrollen su imaginación, construyan sus fantasías y eliminen sus temores más profundos; para que floten en ambientes mágicos, rían, sueñen, solucionen sus más escondidas afecciones. Queremos que lean para que construyan su sentido estético, para desarrollar sensibilidad, para vivir experiencias, para encontrarse con ellos mismos, para que disfruten. Para que disfruten.

Dice Felipe Garrido que "son los libros de literatura los que nos enseñan a leer de verdad, los que nos revelan el placer de la lectura". Leer literatura es el inicio del lector apasionado. Aquí y ahora hay libros y muchos. Algunos, abundantes, vacíos y frívolos, otros fincados en el preciosismo. Libros de este tipo promueven el consumismo compulsivo que algunas editoriales aprovechan a través de la publicación de personajes fabricados, de colecciones salidas de la nada sin sustentos intrínsecos al libro, sino más bien formulados desde la mesa de estrategia de ventas.

Los programas nacionales de lectura y el creciente interés por fomentar esta actividad son también tierra fértil para aquellos mercenarios que encuentran en fines nobles las áreas de oportunidad para generar cuantiosas ganancias, dejando en el mercado, al alcance de los consumidores, un sin fin de "literatura chatarra" envuelta en papel de seda. Ojo: no todo lo que se publica hoy por hoy es valioso. Los...

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