Una madre coraje

AutorGabriela Villegas

Durante 10 días de los 80 que estuvo hospitalizada al nacer de forma prematura, Rebeca López Martínez estuvo a punto de morir. Pocas esperanzas de vida le dieron.

Nació a los seis meses pesando un kilo y midiendo 37 centímetros. Estuvo dentro de una incubadora conectada a un respirador artificial, tuvo paros cardiacos y colapso de un pulmón.

El diagnóstico que recibieron sus padres Sandra Martínez y David López era poco alentador. Les advertían que su hija viviría con parálisis total, no podría ver ni escuchar.

Ellos, especialmente su madre Sandra, lo interpretaron diferente: era el inicio de una lucha por su hija.

Todo por Rebeca

Rebeca tiene ahora 30 años y está casada con Adolfo Sánchez, con quien tiene dos bebés: Santiago, de 3 años, y Ana Luisa, de un año.

"La vida de Rebe en sí misma es lo que me da todas las fuerzas para salir adelante. El saber que dependía totalmente de nosotros me dio muchas fuerzas", comparte Sandra, de 54 años.

Un diagnóstico más preciso mostró que su condición es una hemiplejía espástica, parálisis que afecta a un lado del cuerpo y dificultad en el habla.

"Cuando mi Rebe tenía tan sólo 11 meses escribí una carta en la cual yo le prometía a mi Rebe que si no funcionaban su mano y pie derecha yo sería o supliría lo que ella no tenía".

Cuando la niña nació, Sandra tenía 25 años, estudiaba una maestría tras haber egresado de ingeniera en el Tec de Monterrey.

Lo dejó todo. Sus días los dedicaba a ella y a su hijo menor David. Sandra recuerda que llevaba a Rebe a terapias al DIF y al Instituto Nuevo Amanecer.

"Pude aplaudir cuando mi hija se sentó. Lloré cuando Rebe caminó y cuando pudo hablar. Son cosas que parecen tan fáciles y tan sencillas en los niños sin problemas. En un niño con alguna discapacidad es un logro, un triunfo o un milagro", expresa.

'Nunca desistan'

En este 10 de mayo, el mensaje de Sandra para las mamás que también luchan por sacar adelante a sus hijos con discapacidad es que nunca desistan.

"Puede una terapia ser tediosa, quitarte tiempo, causar dolor, erogar gastos, pero siempre será la mejor inversión de tu vida", aconseja Sandra.

"Da tu tiempo, dinero, esfuerzo en los primeros años y no te canses, siempre habrá resultados. Y si no los hay, porque puede ser así, que no quede en ti el no haber dado lo mejor de ti a ese hijo o hija que tanto lo necesita".

La otra lucha: la inclusión

Otra batalla fue ir a las escuelas regulares para que aceptaran a su hija.

La etapa de adolescente de Rebeca fue...

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