Un lunes muy sufrido

AutorJosé Luis Tapia

SYDNEY.- Se la comían las ansias. Todavía no acaba de ser presentada como la ganadora de la medalla de oro en los 58 kilos, y ya prácticamente tenía un pie en lo más alto del podio. Lo regresó un poco apenada, pero ¿quién no querría apresurarse a recibir lo que tanto trabajo le había costado?

Más allá del entrenamiento, de los largos meses fuera de casa, de superar las lesiones, fue lo sufrido del lunes por la noche.

Primera etapa: levantamiento de arranque; meta, 95 kilos; tercer intento.

Los dos anteriores habían sido exitosos, 90 y 92.5 kilos respectivamente.

Se persignó, lanzó un par de sonidos con la boca y un "fu, fu" cuando se enfiló a tomar la barra. La subió, pareció perder el equilibrio, movió un poco sus pies y su cuerpo para no perderlo; lo logró y fue levantamiento efectivo, que festejó con gritos y brincos.

No sufrió más que en el segundo, cuando tuvo que girar unos 30 grados a su derecha para no dejar caer los 92.5 kilos. Hubo silencio en las gradas y enojo en ella. Algo había estado mal y su plan estuvo en riesgo.

Pero lo solventó.

Terminada la fase de arranque, Soraya estaba en la segunda posición, detrás de la coreana Hui Ri Song, que lucía imponente. Ningún problema en sus levantamientos, de hecho, en esta fase sólo realizó dos y se quedó con su segunda marca, 97.5 kilos, que la ponía en primer lugar.

En tercero estaba la tailandesa Khassaraporn Suta, con 92.5, y en cuarto la canadiense Maryse Turcotte, rival acérrima de Soraya.

Etapa dos: envión; primero pasó la coreana, 120 kilos; detrás la mexicana con 117.5 y la tailandesa la igualó.

Turcotte sólo consiguió 115, luego a la coreana se le pasaron sus 60 segundos y perdió su segundo chance; anunciaron a Soraya con 120 kilos, pero entró la canadiense para intentar 122.5, y fracasa.

La coreana regresó para sumar 122.5, suficientes para el oro en ese momento; detrás entró Soraya, resoplo, cargó, tembló, infló los cachetes, y lo logró: 127.5; de no haberlo hecho hubiera terminado segunda.

El sonido local festejó con el grito de !Andale, ándale, iija, iiija! al estilo Speedy González.

Sus hermanas y su madre se desahogaron, la prensa se le arremolinó, le pedían la entrevista exclusiva, pero no a todos se la dio, pues como tiene un contrato de exclusividad no podía hacerlo.

Hubo enojos, pero a ella pareció no importarle, solamente pedía que la dejaran ir con su familia que había llegado de tan lejos, para festejar, para compatir esa valiosa medalla dorada pendiente de su...

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