Luis Rubio / Paradojas

AutorLuis Rubio

Los cambios de Gobierno son siempre paradójicos: concluye una administración que sabe que no alcanzó lo que se propuso e inicia otra que siente que el mundo y las estrellas están al alcance de su mano.

Sea cual fuere el país o momento de la historia, las transiciones políticas son siempre un estudio de contrastes entre el optimismo y el pesimismo, las expectativas descarriadas y el realismo respecto a lo vivido. El inicio de un Gobierno es siempre promisorio, pero el final es más cercano de lo que imagina.

Concluye la administración más arrogante y a la vez incompetente de la historia moderna del País: una combinación letal que hizo imposible que sus atinadas reformas se asentaran y convirtieran en el fundamento de un mejor futuro.

Su arrogancia le impidió al Gobierno saliente comprender que la política en la era de la ubicuidad de la información radica en explicar y convencer, no en imponer, pretendiendo que el futuro la reivindicará. Su actuar no sólo lo derrotó, sino que hizo posible el peor escenario de sucesión que pudo haber imaginado.

A la vez que termina un Gobierno, inicia otro que es paradójico en que ha generado el nivel más alto de expectativas que jamás hayamos conocido, pero que parte del principio de que México es un país pobre, incapaz de levantarse y transformarse.

Mientras que Peña Nieto imaginaba un futuro grandioso sin tener la menor idea -o disposición- para construirlo, López Obrador atiza expectativas incumplibles, pero no imagina que el México del futuro pueda ser exitoso. Tiene claridad meridiana respecto a la urgencia de sumar a toda la población en el proyecto de desarrollo, no sólo a una parte que ha sido beneficiaria por mucho tiempo, pero su visión es retrospectiva y modesta.

Peña Nieto cree haber dejado al País en su momento más álgido, el cénit del desarrollo; López Obrador se aferra a la pobreza y se aboca a los síntomas de un país que ha dejado atrás a innumerables mexicanos.

El aeropuerto de la Ciudad de México ilustra el contraste: Peña el expansivo que sueña con un futuro grandioso sin haber convencido a la ciudadanía frente a López Obrador que no puede visualizar más que proyectos limitados y pequeños para un país pobre y sin posibilidades.

López Obrador tiene una visión muy clara de lo que quiere lograr, pero no un proyecto construido para tal efecto. Las estrategias que ha esbozado desde su campaña, pero especialmente en estos largos meses de interregno, muestran una...

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