Luis Rubio / Obsesiones

AutorLuis Rubio

A la memoria de Leonor Ortiz Monasterio.

Todos los Gobiernos del mundo, de todos colores, quieren inversión del sector privado, pero ninguno la puede lograr por la fuerza.

Nadie -chico o grande, nacional o extranjero- asume riesgos o compromisos sin sentirse cómodo y bienvenido y eso de las sensaciones no depende del discurso político ni de la voluntad del gobernante, sino de la existencia de reglas claras y confiables. Así de fácil y así de difícil.

  1. Invertir entraña un riesgo: quien pone su dinero en un proyecto, igual a través de la compra de acciones (una forma de ahorro) que al emprender un determinado objetivo productivo, está apostando que puede lograr retornos o rendimientos atractivos.

  2. Invertir es un acto de fe y de confianza tanto en el proyecto específico como en el contexto en que se realiza la inversión. Las franquicias son exitosas porque disminuyen el riesgo del proyecto. Lo mismo se requiere para el entorno.

  3. Nadie invierte sin una razonable expectativa de que su proyecto será exitoso y el éxito depende de dos circunstancias: la primera es que el proyecto mismo sea viable; la segunda, que exista un marco normativo confiable y estable. Esto último es lo que debería concentrar las obsesiones del gobernante.

  4. A pesar de esta obviedad, la mayor parte de los Gobiernos se concentran en cambiar las leyes, lanzar grandes iniciativas, crear monstruos burocráticos, premiar a sus favoritos y desarrollar clientelas, cuando lo que se requiere es fortalecer el entorno (una fuerza de trabajo mejor educada, mejor infraestructura y múltiples fuentes de certidumbre), o sea, algo muy simple, pero muy difícil de lograr: estabilidad en las reglas del juego. Simple porque es obvio; difícil porque implica ir contra toda la cauda de prejuicios acumulados.

  5. La virtud del TLC norteamericano, y su enorme éxito en atraer inversión, radicó en el marco normativo que fue su esencia: reglas claras, confiables y no cambiantes.

    Más específicamente, en el TLC original la clave no eran las miles de páginas de procedimientos, sino el capítulo 11, que le confería certeza al inversionista respecto a la seguridad de su inversión. No es casualidad que el TLC se haya convertido, a través de las exportaciones, en el principal motor de la economía del País.

    En lugar de inventar el hilo negro, lo que procedería sería ampliar las reglas inherentes al TLC a todo el territorio nacional. Sería la forma más expedita de crear un entorno normativo propicio para la...

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