Luis Rubio / La negación

AutorLuis Rubio

Hace unos años, cuando Beijing se disponía a recibir a los jefes de Gobierno que integran la APEC, el Gobierno de la ciudad cerró cientos de fábricas y prohibió la circulación de millones de vehículos, todo en aras de disminuir la contaminación del aire e intentar darle una fachada menos sucia a la urbe. Sin embargo, una aplicación telefónica mostraba que la contaminación alcanzaba cifras escandalosas.

El Gobierno no tardó nada en resolver el problema: bloqueó el uso de esa aplicación y con eso le dio santo sepulcro a la contaminación.

Así parece actuar el Presidente López Obrador. La estrategia de tildar de malo y corrupto a todo lo existente ya rindió frutos en la forma de un desempleo creciente, una economía que va de picada y total ausencia de inversión, lo cual no hace sino agudizar los dos primeros indicadores.

El Presidente no está dispuesto a reconocer que su estrategia está causando estos fenómenos y que, de seguir, no logrará más que sumir al País en una crisis de dimensiones inconmensurables.

Las señales que mandan los mercados financieros respecto a la confiabilidad de la deuda mexicana que se cotiza en esos ámbitos no son halagüeñas; más bien, anticipan riesgos que, de no ser atendidos de inmediato, provocarán justo lo que el Presidente dice querer evitar.

El principal problema no son las finanzas de Pemex, por más que ése sea uno enorme, sino toda la concepción del Gobierno, que quiere destruir lo existente, cuando lo que el País requiere son acciones que resuelvan problemas recientes y ancestrales que no se han querido enfrentar por muchas décadas.

El punto de partida de AMLO es que todo lo que se hizo a partir de 1982 fue equivocado. Esa premisa erra en dos frentes: primero, no reconoce que la crisis de 1982 fue producto de que se prolongó por demasiado tiempo -y, de hecho, se exacerbó- la estrategia del desarrollo estabilizador, al punto de provocar una crisis de deuda que tomó décadas controlar.

En segundo lugar, tampoco acepta que la estrategia de desarrollo introspectiva, casi autárquica, dejó de ser posible porque no satisfacía las necesidades de una población cada vez más demandante, y porque el mundo cambió con las comunicaciones, la tecnología y la forma de producir.

El sentido de la estrategia económica a partir de 1982 tiene muchas carencias y errores que obviamente no deben repetirse, pero es el único posible.

El Presidente López Obrador tiene la legitimidad y el liderazgo necesarios para hacer lo que los...

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