Luis Rubio / Herencias

AutorLuis Rubio

El Gobierno enfrenta desafíos inenarrables en los más diversos ámbitos, para los cuales no tiene soluciones razonables y viables.

La inseguridad, la pobreza y la falta de crecimiento, por mencionar sólo algunos, son problemas nodales que el País enfrenta desde hace décadas, si no es que siglos, y que difícilmente cederán con las estrategias que se están adoptando.

Sin embargo, hay un ámbito en el cual el legado del Gobierno anterior es particularmente grave porque restringe la capacidad de acción del Presidente López Obrador, pero, sobre todo, porque constituye una verdadera vergüenza para un Gobierno que, con toda su arrogancia, se autotildaba de ortodoxo: las finanzas públicas.

La Administración anterior incrementó la deuda pública en casi 10 puntos porcentuales respecto del PIB, a pesar de haber impulsado una de las reformas fiscales más recaudatorias (y perniciosas para el crecimiento) en décadas. Adicionalmente, endeudó a Pemex con más de 45 mil millones de dólares, colocando a la empresa en virtual quiebra.

No sólo eso: el crecimiento de la deuda fue esencialmente en instrumentos en moneda extranjera, lo que incrementó la vulnerabilidad del País, misma que explica la extrema depreciación que experimentó el Peso durante esos años.

Aunque en el último tercio de ese sexenio hubo un dedicado esfuerzo a corregir los excesos de endeudamiento y desarrollar un programa financiero aceptable para los tenedores de bonos de "nuestra" petrolera, la herencia para el Gobierno actual fue tóxica.

Ésta no es la primera vez que un Gobierno hereda una situación financiera precaria y hasta peligrosa. Baste recordar los legados de Echeverría, López Portillo y Salinas en esta materia. Las dos primeras fueron producto de prejuicios ideológicos y pretensiones políticas; la última, por el manejo de la deuda en un momento de alta volatilidad política. La paradoja de esto es que el Gobierno actual recibió un panorama financiero de fragilidad, pero parece decidido a empeorarlo.

En contraste con los 70 y 80, hoy el País goza de amplias reservas internacionales y de la credibilidad que por décadas se gestó entre los agentes de los mercados financieros, lo que le permite obtener financiamiento del exterior con relativa facilidad, aunque esa credibilidad se ha venido erosionado por el desorden que priva en el Gobierno, así como las dudas sobre los proyectos que impulsa el Presidente.

El peligro de perder la confianza de los mercados internacionales -por asuntos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR