Luis Rubio / Estados fuertes, Estados débiles

AutorLuis Rubio

El mundo ha experimentado una convulsión tras otra en los últimos años. Con la caída del Muro de Berlín, desaparecieron los viejos mecanismos que (casi) forzaban la estabilidad, lo que llevó a que, en general, cada nación tuviera que desarrollar y mantener sus propias fuentes de estabilidad y adaptabilidad.

La Primavera Árabe es un perfecto ejemplo por su muy diferenciado impacto: mientras que en Libia desapareció toda semblanza de orden y Siria vive días aciagos, Túnez logró una elección democrática, Egipto reconstruyó sus viejas formas y Líbano ha salido relativamente intacto. ¿Qué explica las diferencias y qué nos dice eso sobre el desorden que ha caracterizado a México en los últimos meses y años?

Un libro y un artículo arrojan luz sobre lo que permite o impide la adaptabilidad frente a procesos de alta volatilidad política, económica o social.

En "Resilient America", Michael Nelson describe uno de esos annus horribilis: en 1968, explica Nelson, Estados Unidos padeció disturbios urbanos, levantamientos estudiantiles, la ofensiva del Tet en Vietnam, el asesinato de Martin Luther King y Robert Kennedy y la incautación del barco espía Pueblo por parte de Corea del Norte.

"Nunca desde la Guerra Civil y la Gran Depresión", dice Nelson, "el sistema político estadounidense había sido sometido a tanto estrés como en 1968...", sin embargo, "el sistema sobrevivió prácticamente intacto".

En México tuvimos uno de esos años en 1994 que acabó provocando cambios fundamentales en la estructura política, sembró las semillas de la crisis financiera más profunda que había experimentado el País hasta entonces y forzó la transformación del sistema electoral, eventualmente llevando a la alternancia en la Presidencia.

Aunque el costo en términos de legitimidad para el sistema fue enorme, se podría argumentar que el País sobrevivió la crisis porque encontró la forma de adaptarse. En esto, el contraste entre aquel momento y 2014 es patente: en esta ocasión, al menos hasta ahora, la capacidad de adaptación parece mermada, si no es que inexistente.

Taleb y Treverton ofrecen una perspectiva interesante en su artículo "The Calm Before the Storm" (Foreign Affairs, enero-febrero 2015): la forma en que un sistema político administra el desorden. Su argumento central es que algunos sistemas políticos tienen capacidad de soportar un enorme estrés, en tanto que otros se colapsan ante las primeras tensiones.

Nelson explica la capacidad de adaptación del sistema...

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