Luis Rubio / China: ¿hacia dónde?

AutorLuis Rubio

China se ha convertido en un factor de interminable disputa: ¿reemplazará a Estados Unidos como la próxima superpotencia? ¿El autoritarismo que le caracteriza es superior a la democracia? ¿Es sostenible su aparentemente incontenible ritmo de avance? Preguntas relevantes todas. Muchos más los intentos por responderlas y definir los escenarios futuros. Lo que resulte tendrá enormes implicaciones para México.

Innumerables autores de todas corrientes han intentado responder a estas interrogantes. Relato aquí dos perspectivas, interesantes porque ofrecen respuestas contrastantes.

David Goldman* describe cómo es y qué motiva la enorme transformación que ha experimentado el gigante asiático. Su argumento es en ocasiones contraintuitivo; por ejemplo, dice que China es una nación caracterizada por una implacable meritocracia que contrasta con la benevolencia occidental: su sistema educativo es tan severo y determinista que los niños compiten a muerte porque los exámenes de acceso a la universidad determinan su futuro.

El resultado es una sociedad de pocos amigos, donde la competencia comienza desde el nacimiento, a lo que deben agregarse dos elementos adicionales: primero, que la mayoría de los hogares chinos son de hijos únicos y, segundo, por la complejidad del lenguaje (y la extraordinaria diversidad de lenguas), los hogares chinos son prácticamente silenciosos.

La estructura social es piramidal y la burocracia, desde tiempos ancestrales, ahora comandada por el Partido Comunista, domina todos los aspectos de la vida y de la economía.

El Gobierno chino, dice Goldman, ha logrado legitimar su posición frente a la población, remontando una inseguridad estructural que se deriva de siglos de inundaciones, invasiones y otras catástrofes.

El autoritarismo chino no es novedoso, pero ahora se ha convertido en una bandera porque, desde su perspectiva, ha demostrado ser más funcional y exitoso que el modelo capitalista occidental. Su burocracia desarrolla planes de largo plazo y actúa con racionalidad, suponiendo que lo mismo ocurre en el resto del mundo (fuente de enormes malentendidos).

La ambición que despliega la nación asiática es ilimitada y lo muestra en todos los ámbitos, pero particularmente en el tecnológico, donde aspira a dominar la inteligencia artificial, la conectividad vía banda de 5G y la criptografía cuántica, todo ello con aplicaciones tanto civiles como militares.

Se trata de un plan de transformación integral donde el costo...

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