Luis Rubio / Ahora sí

AutorLuis Rubio

La suma de expectativas, demandas y necesidades de la población no le da mucha latitud al nuevo Gobierno.

A un mes de su inauguración, Andrés Manuel López Obrador ya está formalmente a cargo y es responsable del devenir cotidiano y de largo plazo del País. Ahora es su responsabilidad y de él dependen no sólo los satisfactores que la ciudadanía demanda, sino el cambio de perspectiva que prometió.

La paradoja de un triunfo tan contundente es que no da margen de responsabilidad. En contraste con Gobiernos minoritarios, las expectativas son casi infinitas y, en un Gobierno de seis años, los logros de corto plazo tienen que abonar al resultado final: no hay margen de error ni nadie más a quien responsabilizar de lo que vaya mal.

El problema para AMLO es que no controla todas las variables que afectarán su desempeño y aún las que sí se encuentran dentro de su ámbito de competencia, al menos en principio, están sujetas a factores fuera de su control.

Por lo que toca a lo primero, la economía mexicana está inserta en el mundo y su principal fuente de ingresos proviene de las exportaciones, lo que entraña la enorme virtud de que los errores internos (de enorme trascendencia con una coalición tan compleja y diversa como la que lo llevó al triunfo) se minimizan, pero, al mismo tiempo, constituyen un factor de incertidumbre sobre el cual la influencia del Gobierno es nula.

La economía estadounidense lleva más de 10 años en expansión y muchos anticipan una recesión en algunos meses. En adición a lo anterior, el banco central norteamericano ha comenzado a elevar las tasas de interés, menos por alguna amenaza inflacionaria que por el rápido crecimiento de la deuda de las empresas de ese país.

Ambos factores -la potencial recesión y el ascenso de las tasas de interés- implican un dólar fortalecido, es decir un Peso devaluado, y un menor crecimiento económico por menores exportaciones mexicanas.

Por su parte, en los próximos meses veremos un sensible crecimiento en las transferencias que realiza el Gobierno hacia los llamados "ninis", los jóvenes que ni estudian ni trabajan, así como a los adultos mayores. Esto debería entrañar una fuente de satisfacción, para los beneficiarios, y un mayor consumo, pero no mayor crecimiento económico. Independientemente de lo que ocurra afuera, al menos para las huestes de Morena, las expectativas internas mejorarán.

Donde no mejorarán las expectativas será en la plataforma de apoyo que llevó a AMLO...

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