Luis Rubio/ La 'nueva' política
Autor | Luis Rubio |
El 1 de diciembre México entró de lleno a la era de los nuevos políticos. Atrás quedaron tres generaciones de políticos del México contemporáneo: los políticos posrevolucionarios, cuya generación acabó con Gustavo Díaz Ordaz, los burócratas en el gobierno, de 1970 a 1982, y los tecnócratas, de entonces al día de hoy.
El "nuevo" político que representa Fox tiene mucho de los políticos de antaño -la cercanía con la población, la búsqueda del convencimiento, la habilidad para sumar y entusiasmar-, pero viene acompañado de un elemento nuevo que nunca antes estuvo presente: los contrapesos al poder. Se trata de una nueva era para la política mexicana, una era que comienza ahora y para la cual no hay mapas preestablecidos. Todo lo que viene está por definirse. Ojalá que los encargados de esas definiciones, en los partidos políticos y en los tres poderes y niveles de gobierno, comprendan la enorme responsabilidad que pesa sobre sus hombros.
Los políticos priístas que se hicieron con el fin de la Revolución realmente nunca perdieron; simplemente fueron sustituidos por burócratas alejados de la realidad a la que pretendieron cambiar sin saber a ciencia cierta adónde querían llegar. La virtual quiebra del gobierno en 1982 califica con contundencia su gestión. Los tecnócratas llegaron a rehacer el mundo y a construir una nueva plataforma para el crecimiento económico y el desarrollo del país.
A pesar de lo anterior, todos ellos perdieron el pasado 2 de julio. Los embates contra los tecnócratas comenzaron con el establecimiento de los llamados "candados" para la nominación de candidatos que incorporaron los priístas al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo y terminaron con la nominación de Francisco Labastida como candidato a la Presidencia. Una y otra vez los tecnócratas fueron culpados y marginados. Pero a los burócratas que habían sido desplazados desde 1982 y que reaparecieron en la campaña del PRI no les fue mucho mejor. A final de cuentas, la historia del 2 de julio es muy simple: la incapacidad del PRI para comprender lo mucho que había cambiado el mundo, y el país en particular, fue lo que lo llevó al ocaso.
Pocas dudas caben de que la inauguración de Vicente Fox como Presidente va a cambiar la política mexicana para siempre. El cambio va a ser brutal en los más diversos planos. Para comenzar, ahora sí es posible imaginar, quizá por primera vez en nuestra historia, a un México en el que los ciudadanos se burlan de los políticos, hecho común en...
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