Luis Manuel Garza / Los jueces

AutorLuis Manuel Garza

La reunión de Felipe Calderón con representantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezados por Javier Sicilia, ha dado mucho de qué hablar, pues las posturas oficial y ciudadana se encuentran polarizadas.

Por una parte, el Presidente de la República exige que le reconozcamos sus esfuerzos, sin importar los escasos resultados, sosteniendo enérgicamente lo acertado de su postura belicosa, de la cual asegura no existe posibilidad de ser modificada.

Por la otra, Sicilia efectúa cuestionamientos válidos, pero encaminados todos a descalificar en forma absoluta la política calderonista, sin dejar al menos el beneficio de la duda.

Aplaudo el ejercicio democrático consistente en el diálogo transparente entre gobernantes y gobernados en un tema tan sensible como la ausencia de paz y seguridad.

Pero repruebo tanto la cerrazón presidencial, que no permite la posibilidad de rectificar, como el protagonismo de Sicilia, quien llegó a la desfachatez de fumar en un lugar cerrado y público, como si su posición de personaje famoso le permitiese violar la ley y trastocar el derecho ajeno.

Discúlpeme que me detenga unos momentos en subrayar la grosería de Javier Sicilia al encender su cigarrillo en lugar prohibido, sin importarle estar violando la ley en un acto en el cual lo que se buscaba era precisamente el respeto al Estado de Derecho.

El hecho tiene como agravante que el tema medular a discutir en la mesa de diálogo es precisamente una supuesta guerra contra el narcotráfico; fenómeno este que se conforma por la comisión de una serie de delitos en los cuales el bien jurídico tutelado es la salud pública. Aquélla que los fumadores no respetan cuando contaminan a los demás con sus desechos tóxicos.

No quisiera imaginar el sentimiento de enojo y frustración de cualquier ex fumador presente en el recinto, ante la impotencia de tener que fumarse los desechos del cigarrillo del autodenominado líder de las víctimas de la guerra de Calderón.

La falta de respeto mostrada por Sicilia con su ocurrencia de encender un cigarrillo en plena mesa de diálogo, en un lugar público y especialmente emblemático como el...

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