Luis Manuel Garza / Divorcio sin causa

AutorLuis Manuel Garza

Desde julio pasado, el matrimonio en México dejó de ser un vínculo legal de naturaleza permanente, para convertirse en algo tan endeble como lo es una relación de noviazgo, pues ahora puede terminar con la voluntad de uno solo de los esposos.

Esto se deriva de una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la cual se establece que las leyes de divorcio que exigen acreditar causales "vulneran el libre desarrollo de la personalidad".

Como consecuencia, y atendiendo a ese criterio, ya no es necesario acreditar causal de divorcio alguna -adulterio, injurias graves, sevicia, etc.- para obtener la disolución del vínculo matrimonial.

Ahora basta ya no querer estar casado.

"De esta manera, si no existe la voluntad de uno de los consortes para continuar con el matrimonio, el divorcio debe autorizarse, puesto que esa decisión les compete a cada uno de ellos, del mismo modo en que lo hicieron al celebrar el matrimonio", dice una parte de la sentencia, la cual se tomó por tres votos a favor y dos en contra, con sendos votos particulares que señalan claramente las debilidades jurídicas del fallo.

Y es que la referida jurisprudencia puede resultar benéfica para aquellas personas que, por sus condiciones precarias o por la desventaja económica frente al cónyuge, sufren de maltrato y no tienen los recursos para contratar a un abogado capaz de demostrar en juicio una causal.

Pero no por ello se vale debilitar y desnaturalizar a dicha institución.

Porque desde la óptica de las generaciones venideras, ese criterio puede resultar pernicioso para la solidez familiar, pues justamente el concepto de matrimonio es el de un vínculo de naturaleza permanente, muy complicado de disolver si no se cuenta con el consentimiento del otro cónyuge, lo que obliga a los consortes a una constante búsqueda de solución a los problemas cotidianos.

La decisión de la Suprema Corte equipara el matrimonio al noviazgo, el cual justamente puede terminarse de manera unilateral, pues se considera la antesala a una relación formal, legal, de naturaleza...

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