Luis A. Treviño/ La gloria y otros demonios

AutorLuis A. Treviño

Las noticias de moda son la captura del clan Trevi-Andrade y las menores que bailan semidesnudas en los table dance.

Quisiera pensar que estos eventos no están relacionados. Sin embargo, no es cierto. Los dos tienen que ver con chiquillas engañadas, con la falta de escrúpulos de los padres, con la ambición desmedida y en algunos casos con el hambre.

La Trevi y el Andrade se traen un relajo bastante entretenido. La caja de pandora que Aline abrió hace un par de años, ha dejado escapar demonio tras demonio.

No dejamos de sorprendernos con las historias que una tras otra de las muchachas cuentan acusando a la pareja de secuestro, violación, abuso sexual e incluso de hacerlas madres adolescentes, en una microsociedad familiar que se antoja al estilo Davidiano.

¿Qué tanto es verdad o mentira? Es difícil saberlo, las historias cuando son dolorosas tienden a exagerarse. Especialmente cuando hay promesas no cumplidas y angustia. ¿Cuánto dinero y fama no les habrán prometido a los padres de las chiquillas para dejarlas ir? ¿Quiénes son más responsables, los padres que renunciaron a su obligación de cuidar a sus hijas o los corruptores?

Los corruptores, en caso de que realmente lo sean, hacen daño a la sociedad, y por lo tanto deben castigarse. Sin embargo, éstos no harían daño si los padres cuidaran a sus hijos y los guiaran en la vida. Eso se dice fácil, lo sé. Sin embargo, ¿a quién se le ocurre enviar a su hija (o hijo) menor de edad a vivir fuera, a ser "capacitado" por quién sabe quién, en quién sabe dónde? Se necesita tener mucha sangre fría o mucha necesidad.

La ambición es el gran señuelo del ser humano. Tener más es la fijación mental de nuestra conciencia, no sé si es mal genético o lo causa el smog que respiramos. El caso es que la ambición lleva a los seres humanos a hacer cosas ridículas.

Escuchando uno de los múltiples psicoanalistas que se entrevistaron para opinar del caso Trevi-Andrade, me sorprendió el que haya dicho que muchos padres de artistas adolescentes dan por sentado que sus hijos o hijas tendrán que prostituirse antes de llegar al estrellato. Lo ven como "algo que debe pasar".

¿Será cierto? A lo mejor ese doctorcito tiene razón y hay padres que prostituyen a sus hijos con tal de que triunfen. ¿En qué? Tal vez en una carrera desenfrenada que los lleve a un hospital de adictos a los treinta años, o que los lleve a terminar encarcelados. O quizá en una carrera que al llegar a los cuarenta años los deje vacíos y deprimidos.

La...

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