Luis F. Aguilar / La antipolítica

AutorLuis F. Aguilar

La política, así como la practican los partidos, es una actividad cada vez menos confiable y respetable para un mayor número de ciudadanos.

No obstante su innegable necesidad social, pues se requieren personas y actividades que se hagan cargo de los asuntos generales cruciales de la sociedad e impidan que vayamos a parar en un jungla incierta y peligrosa, la política se ha vuelto el blanco de la antipatía y desprecio de muchos ciudadanos resueltos a denunciarla sin contemplaciones, debido a que se muestra útil para los partidos y sus políticos, pero no para las empresas productivas, las familias, los jóvenes, las ciudades.

Un malestar social activo y generalizado contra la política comienza a tomar forma y justificarse en algunos países. Se le llama antipolítica y es consecuencia de la brecha que se ha abierto entre una sociedad inconforme, fastidiada, porque no logra resolver problemas de vida, que tienen componentes y causas que es también responsabilidad del gobierno atacar, y una oligarquía política cada vez más ineficaz, pero más arrogante, que ante las críticas cierra filas, se encastilla y defiende su poder, su estatus social y sus ingresos, invocando cada vez más con mayor estruendo el valor público de la política, la República, el Estado, la soberanía.

Al comenzar a leer u oír hablar de antipolítica uno piensa que se trata de un concepto negativo, usado para descalificar líderes y organizaciones que supuestamente con falsedades cuestionan y denigran sin tregua a la política, a los políticos, sin estimar que ponen en riesgo a las instituciones del Estado democrático.

Entre nosotros se apresurarían los políticos a apropiarse del concepto y estigmatizarían con el sello de la antipolítica a las críticas que ahora reciben de empresas, organizaciones civiles y personalidades, acusándolas de poner en peligro las instituciones de la democracia, mientras lo único que está en peligro son sus carreras.

El concepto tiene denotación negativa, pero en un sentido inverso. Apunta en contra de los políticos más que en contra de los ciudadanos, que cansados de ser dirigidos por años por los políticos de siempre sin alcanzar mejoras han pasado a cuestionar radicalmente su modo improductivo de gobernar.

La antipolítica se alimenta de hechos que muestran que los políticos interesadamente conformistas más que los ciudadanos inconformes son los que ponen en peligro las instituciones y las hacen perder significación social. A la vista están los partidos y...

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