Lucrecia Santibáñez/ El neocolonialismo

AutorLucrecia Santibáñez

No hace muchos años, países europeos como Francia o Inglaterra expandían sus dominios en territorios lejanos, explotando sus recursos y su gente. En base a su poder militar, se convertían en amos y señores de los "nativos" sin que el resto del mundo pestañeara. Ese tipo de colonialismo clásico resulta difícil de imaginar hoy en día.

En México, siglos de colonización nos enseñaron a desconfiar y -propaganda aparte- es lógico que nos produzca escozor la idea de que un país extranjero tome control de nuestros recursos más importantes: energía, petróleo, etc. El neocolonialismo actual dista mucho de tener los alcances o las licencias de las que gozaban los países europeos anteriormente.

Sin embargo, es importante preguntarnos si las políticas económicas actuales, las que pretende nuestro gobierno y las que pretende Estados Unidos, no nos llevarán a un nuevo colonialismo en el que los "colonizados" tenemos un mejor estándar de vida, pero nuestro desarrollo como país tiene siempre un límite impuesto por el país que nos domina.

El nuevo colonialismo que pretende Estados Unidos, primer potencia en el mundo desde los 50 y potencia única desde la caída de la URSS, es un colonialismo más discreto, aunque no por ello menos ambicioso y sí más sospechoso. La intervención directa que llevaban a cabo regímenes coloniales como el de Inglaterra en la India o Burma o el de Francia en Vietnam a través de una intervención militar, una anexión del territorio al del colonizador y la subsecuente explotación desmedida, es poco probable que se dé otra vez.

Algunas colonias, como la de los franceses en Vietnam, ni siquiera se molestaban por educar a la gente. La única consigna era sacar y sacar y sacar. La historia nos ha enseñado que los pueblos tienen un límite y que no se detendrán ante nada para lograr su liberación.

Por otra parte, en el colonialismo clásico es más sencillo reconocer de quién hay que defenderse. No se necesita un genio para identificar quién es el colonizador y quién el colonizado. El explotador está bien definido y sus intenciones no dejan duda alguna. Por otra parte, el neocolonialismo estadounidense es mucho más inteligente. De nada sirve matar o casi matar a la gallina de los huevos de oro. Es mejor engordarla para que de huevos muchos años. En la intervención indirecta, el "enemigo" es mucho más difícil de categorizar.

¿Será bueno para México que ciudadanos estadounidenses sean dueños de nuestros bancos, gran parte de nuestra industria, de...

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