Lucrecia Lozano / Recuento

AutorLucrecia Lozano

Termina el 2015, un año que nos deparó muchas noticias y sorpresas. Algunas fueron esperanzadoras, como la tarea renovadora al interior de la Iglesia católica que ha emprendido el Papa Francisco y el anuncio de la canonización de la Madre Teresa de Calcuta, esa mujer comprometida con la vida que durante décadas llevó luz y consuelo a los más necesitados.

Otros eventos nos impactaron a nivel nacional y local, como la caída en los precios internacionales del petróleo o el inédito triunfo del primer Gobernador independiente en la historia política del País.

La baja en los precios del crudo golpeó severamente los ingresos del Gobierno federal, mientras que la elección de Jaime Rodríguez representa un parteaguas que influirá en las elecciones que en el 2016 cambiarán a 12 Gobiernos estatales y servirán de ensayo para las presidenciales del 2018.

También hubo noticias que nos llenaron de estupor y zozobra, como los atentados del 13 de noviembre en París que llevaron a cabo fundamentalistas islámicos, en los que fallecieron 130 civiles inocentes y a los cuales les había antecedido el asesinato de 12 personas, entre ellas periodistas, del semanario satírico francés Charlie Hebdo en enero.

O la tragedia humanitaria de los miles de refugiados que huyen de la interminable guerra de Siria, cuya imagen quedó atrapada en la estremecedora foto del pequeño Aylan, el niño sirio de 3 años que falleció ahogado en las aguas del Mar Egeo, y la realidad brutal de la existencia de ISIS, ese pseudo-Estado alimentado por el odio antioccidental y la interpretación ultrarradical del Islam que se ha convertido en una sanguinaria maquinaria que aniquila vidas humanas y destruye sitios históricos que son patrimonio cultural de la humanidad.

Hubo también eventos que parecía que nunca iban a llegar, como el descongelamiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y la reapertura de la Embajada de este país en la Isla tras 54 años de cierre de la misma.

No olvido la primera vez que visité La Habana en el remoto 1972. Todavía se percibía el empuje vibrante de una revolución cubana aún joven. En el malecón, frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, que había suplido los trabajos de la Embajada desde la...

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