Lucrecia Lozano / Reciclando la política exterior

AutorLucrecia Lozano

Venezuela no deja de ser un tema que despierta polémica y debates en América Latina desde que el chavismo llegó al poder en 1997. Hoy la polémica acaba de salpicar al Gobierno de México.

Da cuenta de ello la reciente reunión del Grupo de Lima, organismo multilateral integrado en agosto del 2017 por 14 naciones del hemisferio para buscar una solución pacífica a la crisis venezolana, entre las cuales está nuestro País.

Con 13 votos a favor y la abstención de México, el Grupo emitió una declaración en la que pide al Presidente Nicolás Maduro que no asuma un nuevo mandato el próximo 10 de enero.

En mayo del 2018, tras los comicios presidenciales anticipados que otorgaron a Maduro el triunfo, el Grupo de Lima calificó de ilegítimo ese proceso argumentando la inhabilitación que llevó a cabo el Consejo Nacional Electoral -de orientación oficialista- de candidatos y partidos opositores, la negativa para que acudieran observadores internacionales independientes y la falta de garantías y estándares internacionales que aseguraran un proceso libre y transparente.

México respaldó dicha postura. Eran otros tiempos, el Presidente era Enrique Peña Nieto y al frente de la Cancillería estaba su hombre de confianza, Luis Videgaray.

En su comunicado reciente, el Grupo ratifica su calificación de las elecciones venezolanas, reconoce y apoya a la Asamblea Nacional -elegida en diciembre del 2015 y de mayoría opositora, pero cuyos actos fueron anulados desde enero del 2016 por el Tribunal Supremo de Justicia, que es pro Maduro-, afirma que hay una ruptura del orden constitucional, y exhorta a respetar la división de Poderes y a convocar a nuevas elecciones presidenciales.

El 10 de enero se perfila como un momento de profundización de la división política que ha fracturado y desangrado al país. Una vez más, la coyuntura se tensa en el marco de la persistente crisis económica, de derechos humanos y de corrupción que azota a los venezolanos desde hace meses.

Bajo este contexto, el Gobierno de AMLO asume una postura que pretende rescatar la tradición diplomática mexicana que hasta el Gobierno de Ernesto Zedillo se nutrió de la Doctrina Estrada y hace recordar momentos claves de nuestra política exterior, como la crisis que abrió el...

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