Lucrecia Lozano / Presidencialismo 4T

AutorLucrecia Lozano

La realidad nacional que el Presidente López Obrador percibe y sueña es una en blanco y negro.

Hace poco afirmó que en México sólo deberían existir dos partidos: el liberal y el conservador, que bajo su óptica son representativos de los librepensadores buenos y los oligarcas malos.

Curiosamente, no contempla en su horizonte político partidos más acordes con la complejidad de la vida política contemporánea de México y el mundo, como serían un partido socialdemócrata, un partido verde, uno demócrata cristiano o uno popular.

Por el contrario, ensalza a partidos y corrientes de pensamiento que destacaron en el siglo 19, un periodo histórico con el cual muestra particular afinidad e interés y sobre el que dicta cátedra recurrentemente en sus conferencias de prensa mañaneras.

El dualismo simplista de AMLO reduce a una visión chata y esquemática una realidad política, social y cultural diversa que está muy lejos de ser representada en esa lectura.

Mientras que en los sistemas políticos democráticos florece la pluralidad y la diversidad, de allí la existencia de múltiples partidos con diferentes orientaciones políticas e ideológicas que reflejan la variedad y riqueza de los valores e intereses existentes en la sociedad, los liderazgos autoritarios encasillan la vida política en la perspectiva del pensamiento único, que se traduce en la existencia de partidos e ideologías únicas que aspiran a uniformizar a la sociedad.

En sus expresiones más extremas y emocionales, llegan a formular una suerte de pacto social que compromete la propia vida, como el "Patria o muerte" de la Revolución Cubana, o el "Socialismo o muerte" del régimen chavista en Venezuela.

Claro que AMLO y su canon político no encajan en esa corriente que hizo estragos en la ex Unión Soviética y en los países del ex bloque comunista, y tiene a Cuba y Venezuela hundidas en el marasmo económico. AMLO no es comunista, aunque su discurso a favor de las masas populares y sus ataques constantes a los ricos-fifís irriten a sus críticos y detractores.

AMLO es un populista fuera de época. Llegó tarde y a destiempo al festín del neopopulismo regional, corriente que creció en Bolivia, Venezuela, Ecuador o Argentina al despuntar el siglo 21 y prometió un cambio...

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